Actriz, estrena la segunda temporada de 'Valeria'

Diana Gómez: “Hay ciertos lugares donde nuestra generación no ha podido llegar"

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La actriz Diana Gómez la semana pasada en Sabadell

BarcelonaDiana Gómez (Igualada, 1989) es una de las pocas actrices catalanas de menos de 35 años que han protagonizado una serie de tirada internacional. La actriz estrenó Valeria en Netflix en mayo del año pasado, y en pocos días la ficción se convirtió en la más vista en la plataforma en España esa semana. La segunda temporada de la serie, basada en las novelas de Elísabet Benavent, llega este viernes con una protagonista todavía llena de dudas sobre su carrera profesional y su vida amorosa.

Valeria es la primera serie que protagonizas. ¿Qué ha significado para ti?

— El verano anterior a Valeria había estado trabajando fuera del mundo de la interpretación, de camarera y de guía turística, porque no tenía dinero. Valeria significó una gran oportunidad en cuanto a reconocimiento pero también de volumen de trabajo. Cuando protagonizas una serie te cargas a la espalda el reto de explicar la historia y que el espectador la pueda seguir a través de tu personaje. Al principio me lo tomé con mucha ilusión, pero también con vértigo. No sabía muy bien qué significaba esto de estrenar con Netflix en 190 países a la vez. Me daba un poco de miedo. Pero me siento muy afortunada, el equipo me ha acompañado mucho y no me he sentido sola. 

¿Cómo se nota el impacto de hacer una serie de tirada internacional?

— Sobre todo se nota en las redes sociales, porque recibo mensajes de gente del otro lado del mundo que ha visto la serie y le ha gustado. La estrenamos en pandemia y grabamos la segunda temporada en pandemia. Seguramente a raíz de esto, mi día a día no ha cambiado nada, más allá de cuando abro las redes sociales. También es cierto que he tenido trabajo en un momento en el que el sector estaba y está bastante mal. Cuando todo parece que vaya en contra, que yo esté pasando por uno de mis mejores momentos es alucinante.

Valeria es una joven a punto de debutar en la literatura. ¿Qué te conectó con su historia?

— Vi que era a una chica de casi 30 años que pasaba por problemas que yo había pasado. El síndrome de la impostora que ella sufre, por ejemplo, a mí me pasó justamente con Valeria. Al principio pensaba que en cualquier momento me dirían que no sirvo para este trabajo y que me echarían. Llegué a los 30 y quería apostar por mi profesión, pero no lo estaba consiguiendo. Hubo un momento en el que dije: ¿cómo lo combino? ¿Abandono? ¿Hago otros trabajos? Y como justamente había pasado por eso el verano anterior, tenía muchas ganas de explicar esta historia. También porque las amigas son el puntal del personaje, son la familia, y para mí esto es muy importante enseñarlo.

¿Qué pasa a los 30 años que marcan este antes y después en la vida de mucha gente?

— Tengo la sensación de que nuestra generación está en el compás de espera de dos generaciones. La generación anterior a la nuestra a los 30 años seguramente tenía facilidades para comprar un piso, tenía un trabajo con la carrera encaminada y quizás ya tenían familia. La nuestra no quiere exactamente esto, hay ciertos lugares donde no hemos podido llegar, hemos tenido crisis entremedias y hay un techo que nos impide subir arriba. En mi caso pensaba: soy actriz, pero no sé si me podré dedicar toda la vida a esto. Seguramente esta duda volverá a salir, es una cosa que en nuestra profesión vamos viviendo. Pero si no puedo vivir de lo que me gusta, ¿qué hago con mi vida? Tampoco tengo experiencia en otros ámbitos. Entonces me planteé quién era y vi que hay momentos en los que ligaba mucho mi profesión con mi identidad. He tenido que aprender a desatarla.

¿El hecho de pertenecer a la generación millennial lo pone más difícil?

— Hay ciertas estructuras que la generación posterior a nuestra ya ha roto. Cuando pasen los 30 quizás ya no buscarán ciertas cosas porque saben que aquello no les dará la felicidad. Nuestra generación todavía está en ese punto que quiere romper con estas estructuras pero las lleva muy adentro, y cuesta mucho. Existe esta lucha interna. Es un momento de replantearte cosas también porque ya te conoces más. Pero parece que a partir de los 30 te tienes que poner serio en la vida, y esto es una barbaridad muy grande.

Valeria es escritora y tiene una crisis creativa. ¿Cómo son las crisis creativas de las actrices?

— A veces tienes unas expectativas con una escena y el día que lo tienes que hacer no te sale, o lo haces hacia otro lado y no funciona. Hay frustración porque hay muchas ganas de hacerlo bien. Hay días que estás más conectada y días en los que no te sale. Tienes que aprender a decir: esto es un trabajo, si hoy no ha salido mañana intentaré que salga mejor.

Valeria es una de las primeras series españolas de una plataforma de streaming protagonizada por mujeres jóvenes, a pesar de que en otros países, como los Estados Unidos o el Reino Unido, hace años que existen. ¿A qué lo atribuyes?

— Espero creer que es porque socialmente está habiendo un cambio. Hay un empoderamiento femenino y esto conlleva que las mujeres ocupemos más espacios que los que antes ocupábamos. Valeria no deja de ser una comedia romántica y las cuatro actrices protagonistas tenemos cuerpos normativos, pero a pesar de todo se intenta enseñar una naturalidad y una realidad que hace unos años no se encontraba en la televisión. Espero que el camino sea este, abrirlo para que las mujeres podamos protagonizar cualquier tipo de serie, película u obra de teatro.

Empezaste a trabajar de actriz en 2006, pero en Catalunya muchos espectadores te conocieron con El crac, la serie de Joel Joan y Héctor Claramunt en la que interpretabas a Carla. ¿Cómo recuerdas esa época?

— Aprendí muchísimo. Trabajar con Joel y Héctor me permitió dar un paso más, porque era un personaje que a priori no me encajaba a mí. Hasta entonces había hecho personajes con los que de carácter me parecía más. En cambio, Carla era una mujer muy hacia afuera. Me lo pasé muy bien, fue muy divertido y estoy muy contenta de ese trabajo. Fue un antes y un después en términos de crecimiento profesional.

Después has participado en series como Sé quién eres y La casa de papel. ¿Tu vida profesional pasará por Madrid?

— Ahora hay mucho trabajo de muchas plataformas en Madrid. Netflix ha plantado la sede ahí y ha construido muchos platós. Yo iré donde me llamen, tanto si está en Madrid como Barcelona como en proyectos internacionales. Tengo muy claro que mi base será Cataluñnya, y me gustaría trabajar en casa, pero no me cuesta nada tener que viajar.

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