¿ERC también irá a la oposición a la Corporación?

El titular del artículo lo expresa de forma un poco mayorista, porque formalmente los consellers que forman parte de la cúpula de los medios públicos catalanes llegan votados por una mayoría cualificada del Parlament. Pero a nadie se le escapa que cada uno de ellos ha venido patrocinado por un partido concreto y que, sin el pacto entre formaciones en el que cada uno traga los sapos del otro, todavía estaríamos esperando a que nombraran consejo de gobierno. Dicho esto, es justo reconocer que la actual composición (3 miembros a propuesta del PSC, 2 por Junts, 2 por ERC) ha trabajado con unos niveles de consenso poco habituales en los 40 años de historia de la Corporación. ¿Se mantendrá esto después del baile de cuchillos que se avecina?

Si Esquerra se va a la oposición, como dice Aragonès, habrá que ver si hay efecto rebote en el ente público. La presidencia la ostenta actualmente Rosa Romà, propuesta por los republicanos. Se la nombró para seis años –la ley marca mandatos largos precisamente para que no coincidan con las legislaturas– y apenas ha consumido dos años y dos meses. Siempre que ha habido alternancia en Palau, el máximo responsable de la Corporación ha saltado a los pocos meses. La única excepción fue Enric Marín, también a propuesta de ERC, que resistió algo más de un año cuando Artur Mas recuperó la Generalitat. Y no fue plácido: cambiaron la ley para forzar el relevo. ¿Qué pasará ahora? Aún es pronto por saberlo, pero una sustitución motivada por el resultado electoral sería la enésima demostración de que no tenemos un país preparado para dotar de independencia a los medios públicos, ni siquiera con la magra y deficiente fórmula actual. El sometimiento a los ciclos electorales genera parálisis y cortoterminismo. Y ahora que la Corporación ya sólo puede tomar el último tren de la digitalización, el precio de repetir la parálisis de hace unos años puede ser inasumible.