El error de Cercas y Gallego & Rey contra la turba tuitera

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Corría por las redes un vídeo de Javier Cercas que, fuera de su contexto, parecía reclamar la intervención del ejército para domar a los independentistas. Dentro de su contexto, era una gracieta inocua: el intento del escritor de trazar una complicidad con un militar presente en el auditorio. Pero un puñado de tuiteros reaccionaron al vídeo y en una entrevista de Tv3, llamándole de todo, el establishment mediático ha reaccionado contra esta reacción. Hasta aquí, la orden tristemente natural y estéril de las cosas. Hasta que Gallego & Rey dedicaron su viñeta al asunto. Se veía un Hitler que llevaba un sombrero con la estelada. Claro: nueva reacción a la reacción de la reacción. Porque comparar un genocida que hizo gasear en masa a algunos millones de personas con cuatro (o cuarenta) tuiteros que sueltan su exabrupto no demasiado meditado en una red social resulta una banalización suprema del nazismo y sus crímenes. Y un ejercicio intelectual deshonesto. El mismo Cercas se ha sumado al festín banalizador, diciendo en el Abc que creerse que él defendía una intervención militar era "una bola digna de la Stasi".

El problema de Hitler es que se ha convertido en un icono pop. El bigotito terrible y ridículo, aquel flequillo grasiento en diagonal... incluso yo, que no sé pasar del seis y el cuatro, puedo dibujar un Hitler apañado. Que las redes sacan lo peor de cada casa (subrayo: de cada casa) ya no nos tendría que sorprender. Pero que para señalar esto se recurra a metáforas del nazismo o de la RDA resulta, como mínimo, contradictorio: denunciar la turba de las redes con un recurso como la reducción ad hitlerum no deja de ser alimentar precisamente la polarización que quieres denunciar. Es llevar puestas las gafas del cercas –yo también sé hacer gracietas– y no ver con la mirada un poco larga y una perspectiva generosa.

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