El juez inocente y otras fábulas

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Si algo han demostrado los magistrados españoles es un oportunísimo dominio de los tempos. La imputación en plena campaña de Begoña Gómez, la esposa del presidente Sánchez, podría obedecer a una conjunción astral de Mercurio en la séptima casa. O en el curso natural, lento pero con paso firme, de la justicia. Ahora bien, también podría obedecer a la enésima injerencia de la casta judicial en la política. A partir de aquí, nuevo encontronazo de cuernos. El País abre portada explicando que “el juez entra en campaña citando como imputada a Begoña Gómez” mientras que laAbc dice que “Sánchez ataca al juez por citar como imputada a su mujer y le acusa de «interferir» en el 9-J». La política, una vez más, se convierte en una aburridísima discusión sobre quién es más víctima. Es normal, pues, que genere desafección por lo público. Y por el periodismo, cuando se percibe como un mero canal para transmitir un posicionamiento en este fútil intercambio de acusaciones.

Begoña Gómez en una imagen de archivo.

En el libro Crítica de la víctima, Daniele Giglioli la clava: “La víctima es el héroe de nuestro tiempo. Ser víctima otorga prestigio, exige escucha, promete y fomenta reconocimiento, activa a un potente generador de identidad, de derecho, de autoestima. Inmuniza contra cualquier crítica, garantiza la inocencia más allá de cualquier duda razonable”. Y suelta una frase que encapsula el porqué del triunfo de la ultraderecha, en todas las simpáticas y variadas versiones actuales: “La ideología victimista es hoy el primer disfraz de las razones de los fuertes”. Enredados en esta dinámica funesta, de gran confusión entre víctima y victimario, es muy difícil para los medios conseguir salir de las trincheras ideológicas y abrazar la complejidad y los matices. Otra cosa, claro, son los medios y seudomedios que se abrazan a gusto a este festín del intercambio acrítico de reproches.

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