¿Leibovitz ha colado un gol a Felipe VI o ha sido al revés?

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Con el cartel de Barceló por los 125 años del Barça hubo risa. Y éste es el éxito del artista: sacudir y provocar conversación. También Annie Leibovitz ha conseguido estos días que su doble retrato de Felipe y Letizia trascendiera y sea una obra ya icónica, que formará parte del imaginario colectivo en torno a los actuales reyes. Algunos ven, en la composición abigarrada y algo torcida de la fotógrafa, una crítica a Felipe VI. Ciertamente, aparece como figura oscura (más que grave), en gran contraposición con una Leticia luminosa y más afianzada en el suelo. El futuro es femenino, parece expresar la obra. Pero precisamente porque estamos en el terreno del arte, hay libertad para que cada uno acople su interpretación personal. ¿Leibovitz ha colado un gol, como aquellos pintores de corte que sutilmente dejaban deslizar críticas a la institución que intentaba comprarlos? Evidentemente sólo podemos especularlo, ya que el artista se escudará en la autonomía de la obra, que habla por sí misma.

Los retratos de Annie Leibovitz en Felipe VI y Letizia.

Yo tiendo a pensar, sin embargo, que no ha sido el caso. O, mejor dicho, que si Leibovitz ha dejado su comentario en ese retrato heterodoxo, el poder sigue reteniendo la sartén por el mango y gana, en el largo plazo, la partida. Aunque su estampa no sea la que veríamos en un sello de correos, o en un retrato hagiográfico clásico, la mera existencia del retrato, y su conversión en un objeto discutido por el pueblo, hace que se pueda considerar que el encargo ha cumplido su objetivo. Al final, los lindos hacían burla de reyes y cortesanos, pero siempre dentro de los límites de su patrocinio. Y esas pruebas de magnanimidad y cintura política, en realidad, no eran sino la forma de incluir incluso la crítica al régimen dentro del mismo sistema. Y Felipe VI atesora muchos defectos, pero de comunicación sabe un nido.

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