Si el cómic Miguel Gila viviera, volvería a vestir el uniforme militar que le iba a balder un par de tallas y podría mojar pan con la forma en que la prensa presenta el nuevo gobierno de Pedro Sánchez. Más que un equipo de altos gestores, parece haberse constituido un estado mayor preparado para la guerra. O, al menos, para morder la oreja del rival político. "Sánchez elige un gobierno de resistencia", titula por ejemplo La Razón, en un intento de presentar al socialista como una especie de atrincherado del poder sitiado por las masas. El Mundo también tira de metáfora bélica, pero en este caso le retrata no a la defensiva sino justo al contrario: "Sánchez monta un gobierno para la "guerra total" con el PP". Se quedan a un paso de decir que Bolaños y compañía se disponen a invadir Polonia. En el caso delAbc, buscan un referente también con resonancias funestas de los peores eventos del siglo XX: “El gobierno del muro”, escriben. ¡Y mira que el PP y Vox habrían gobernado a favor de las feministas, los catalanes, los vascos, los gallegos, el colectivo LGTBIQ+ o los recién llegados! También La Vanguardia (“Sánchez añade a su núcleo duro perfiles para la bronca política” y el ARA (“Sánchez se blinda”) sugieren choque perpetuo y chispas.
Mientras, los diarios que dan mayor apoyo editorial al PSOE intentan hacer pasar los timbales de guerra por truenos lejanos. Circulen, circulen, nada que ver aquí. Dan fe las portadas deEl País y El Periódico: "Un gobierno continuista con más peso político" y "Sánchez refuerza el gobierno con los negociadores de la investidura", respectivamente. Son titulares en positivo, que obvian cómo el clima político (y editorial) se va enrareciendo por momentos. Pero la temperatura ha aumentado un par de grados más y el planeta de la opinión pública está recalentado. ¿Podemos decir ya que estamos en emergencia mediática?