Crítica de series

Por qué 'Dinosaur' es una buena serie en la representación del autismo

Esta producción escocesa incluye a una protagonista con TEA en una narrativa propia de comedia romántica

Ashley Storrie y Jim Kitson en la serie 'Dinosaur'.
3 min
  • De Matilda Curtis y Ashley Storrie para la BBC
  • En emisión en Filmin

Los personajes neurodivergentes se han convertido en un arquetipo habitual de las series de investigación. Con Sherlock Holmes, un referente que las adaptaciones contemporáneas interpretan como Asperger, como fuente de inspiración, títulos como The good doctor, El puente o Bordertown incorporan protagonistas con trastorno del espectro autista. Pero, lejos de este modelo tipificado, cuesta todavía encontrar a personas con TEA en series de comedia o drama de vocación más realista. Dinosaur supone una excepción a la hora de incluir a una protagonista autista, Nina, en una serie que no va (solo) sobre el autismo.

Esta producción de la BBC parte de una idea de la escritora Matilda Curtis desarrollada en colaboración con Ashley Storrie, la actriz que interpreta a Nina, que aporta su visión como persona dentro del espectro y su experiencia como cómica. Dinosaur se estructura en buena parte como una de esas comedias románticas de bodas, estilo La boda de mi novia (2008), que tanto gustan a las protagonistas. Aquí es Nina la dama de honor que contempla con escepticismo como una de las personas que más adora, su hermana Evie (Kat Ronney), está a punto de casarse con su nuevo novio. Este escenario permite situar a la protagonista en un conflicto duro para una persona neurodivergente: la separación de alguien con quien mantiene un vínculo más que sólido. Nina intenta racionalizar el dolor que le causa el matrimonio de su hermana. Porque, ¿a quién se le ocurre casarse con un hombre que ha conocido apenas hace unas semanas? Pero, ¿la prudencia de Nina es lógica u obedece a ciertos celos por su parte?

Lejos de los estereotipos y el paternalismo

Curtis y Storrie dibujan a una persona con trastorno del espectro autista con una vida bastante autónoma. Nina trabaja como paleontóloga en el Museo de Historia Natural de Glasgow, toma la iniciativa en el flirteo cuando se siente atraída por el chico que trabaja en la cafetería y, dentro de una moderación, socializa sin grandes problemas. Esta independencia aleja a la protagonista de los estereotipos o paternalismos que todavía se ciernen sobre los personajes TEA en algunas series que se quieren realistas, como la ficción estadounidense As we see it (Nuestra mirada) o el date show australiano El amor en el espectro autista. Por otra parte, Nina no enmascara su autismo como se supone que hacen sobre todo las mujeres dentro del espectro. Habla de ello abiertamente y reacciona de forma espontánea a las interacciones, sin tratar de adaptarse a lo que el mundo neurotípico considera socialmente correcto. Sin banalizar el autismo, Dinosaur propone una mirada neurodiversa cuestionando que las formas de socialización alistas (no autistas) se puedan considerar modélicas. Quizá Nina a veces se pasa de sincera, pero sus hermanos se complican la vida y estropean sus relaciones por serlo demasiado poco.

Ni el autismo de Nina es el tema de la serie, ni la protagonista está dibujada desde la alterización. El personaje no se define, por oposición al resto, como un "problema", como alguien "especial" o "extraordinario", o como una "rarita" entrañable. Al mismo tiempo, la serie sabe presentar los rasgos singulares de Nina desde un humor que los desdramatiza. Dinosaur encaja así en esta nueva tendencia de producciones, sobre todo británicas, que incluyen a personajes habitualmente minorizados o estigmatizados en escenarios que ya no los condenan a la marginación o al drama puro, y que apuestan por encarar su realidad desde la ternura, el buen humor y el optimismo inclusivo.

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