Crítica de series

El terror en espiral de Junji Ito vuelve como serie de culto

A partir del manga homónimo, 'Uzumaki' lleva el anime a un estadio de perturbación poco explorado

Una imagen de la serie 'Uzumaki'.
3 min
  • Hiroshi Nagahama para Adult Swim
  • En emisión a Max

"¿Por qué no huimos de este pueblo?", le suplica Shuichi a Kirie cuando ella le pasa a buscar en la estación, justo al inicio del primer episodio deUzumaki. La chica ya se nos ha presentado al prólogo como narradora de los extraños sucesos que afectan a Kurouzu, esta población japonesa junto al mar donde viven la pareja de jóvenes protagonistas. El chico está preocupado porque su padre se está obsesionando de forma enfermiza con las espirales. Cree que esta forma está apoderándose de Kurouzu como una maldición epidémica de la que sólo podrán escapar marchando a otro sitio. Uzumaki es la esperada adaptación del manga homónimo de Junji Ito publicado entre 1998 y 1999, un conjunto de historias sobre cómo el terror en forma de espiral se apodera de Kurouzu, que se pueden encontrar reunidas en catalán en un único volumen editado recientemente por Planeta Cómic. Adult Swim planeaba desde 2019 llevar a la pantalla este cómic de culto, pero las dificultades para restar fiel a un original con tantísima personalidad y la pandemia fueron retrasando la producción. La cadena estadounidense de animación para adultos ha tenido la vista de confiar en la adaptación a un equipo de profesionales japoneses comandados por el director Hiroshi Nagahama, capaces de mantenerse fieles al espíritu artístico del manga original.

Uzumaki, el manga, apareció en el momento de auge del J-Horror, la corriente de cine de terror japonés que tuvo en The ring (1998), de Hideo Nakata, su representante más ilustre. Pero la propuesta de Ito recoge también el legado de una tendencia habitual en la cultura japonesa del último tercio del siglo XX, la exploración de las tendencias más extremas del horror. A diferencia de otros autores, el mangaka no trabaja tanto con el gore o la violencia sexual sádica como principales recursos para desquiciar a las audiencias. Ito toma como referencia el horror cósmico de HP Lovecraft y le lleva un paso más allá. En Uzumaki, el concepto de un terror abstracto se encarna en una forma geométrica concreta, la espiral, una manera de conectar también con algunas propuestas de vanguardia como el surrealismo y de visualizar estructuras de pensamiento obsesivas que se convierten en una condena fatal en sí mismas .

Ito introduce esta inquietud plástica, casi experimental, de otorgar a las formas un protagonismo y una vida propias en el contexto de una ficción accesible para todos los amantes del terror. De hecho, la fluidez narrativa del cómic es quizás lo que más sufre en el traslado a la pantalla. El primer episodio deUzumaki concentra en poco más de veinte minutos distintas historias del original literario y puede generar al inicio una cierta confusión. Pero esta primera cata de una serie conformada por cuatro episodios confirma que los responsables en ningún caso han adulterado o aguado la perturbadora fuerza de la historia dibujada de Ito: mantienen ese blanco y negro entre la línea clara y las atmósferas expresionistas, generan el mismo efecto chocante con algunas de sus imágenes más desquiciantes, cercanas al body horror, y otorgan el movimiento necesario a estas espirales que trastornan a los diferentes personajes. La banda sonora de Colin Stetson, un compositor que ya se ha hecho notar en el cine de terror con sus partituras por Hereditary (2018), Color out of space (2020) o El menú (2022), acompaña con tonalidades discordantes la progresiva angustia que se apodera de una serie destinada a ampliar, por su singularidad en la ficción televisiva, el culto que ya arrastra el manga original.

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