El jueves, el Telediario mediodía tuvo el acierto de hacer una noticia para explicar a los espectadores la odisea que muchos usuarios de la Renfe están viviendo a la hora de tomar el tren estos días, a raíz del robo de cobre en Montcada i Reixac. La periodista Núria Bacardit y el operador de imagen Ferran Prat subían al tren de la línea R3. La historia empezaba a las seis y media de la mañana en la estación de Vic para ir hasta Barcelona. El hilo conductor era Montse Ayats, de la plataforma Para que no nos jodan el tren. No se decía en la noticia, pero Ayats es también la coordinadora del plan nacional del libro y la lectura de Catalunya. Pero esta vez le tocaba ejercer de usuaria afectada y harta de los problemas de Renfe porque, desgraciadamente, demasiado a menudo lo urgente pasa por delante de lo importante. La noticia no sólo tenía en cuenta el tiempo del recorrido, sino que mostraba otros aspectos significativos del viaje. Se mostraban los pocos pasajeros que se encontraban en el tren. Y es que los problemas han disuadido a la gente de coger este transporte. También el paisaje desde la ventana. Además, Bacardit subrayaba que los usuarios esa mañana estaban aliviados porque no llovía, otro elemento que suele incrementar las averías. Y también se mostraba, a modo de indirecta, la autopista atascada aprovechando que el tren la cruzaba por encima.
Bacardit hablaba con otros pasajeros. Uno de ellos era Segimon Barnoles, que debía ir hasta la sede de la ONCE. La noticia incorporaba, por tanto, un nuevo elemento: las dificultades añadidas para las personas con algún tipo de discapacidad. Más de una hora de recorrido, para aún tener que tomar un autobús y, a continuación, el metro. Aquí aparecía un nuevo problema: el billete de Renfe no sirve para entrar en el metro. Pese al gran caos de dominio público, se confirmaba la incompetencia en el servicio de atención a usuarios. La cámara del Telediario acompañaba a Montse Ayats, Segimon Barnoles y una pasajera que tenía la bondad de ayudarle a buscar el billete arriba en la estación, con todo lo que supone de pérdida de tiempo añadido y el trance a nivel de orientación y subir y bajar escaleras para una persona con dificultades de visión.
Estas noticias de denuncia son las que hacen falta más a menudo en el Telediario. Más que ir a remolque de recitar las averías, vivirlas de primera mano. Es una forma de confiar en el poder de influencia que tiene el informativo y, sobre todo, de ejercer presión. Exhibir el caos, la desorganización y las deficiencias de atención al pasajero en la Renfe debería ser más habitual. Enseñar los trenes llenos hasta los topes, las largas esperas parados y las aventuras y desventuras de los pobres usuarios, maltratados por la compañía. Podrían también hacer una comparativa con el servicio de Cercanías de Madrid. Para un país es más importante que Montse Ayats pueda dedicar su tiempo al plano nacional del libro y la lectura que tenerla perdida por la red ferroviaria intentando llegar al trabajo. Y lo mismo, con tantas personas más.