El gobierno español desbloquea las desalinizadoras del Foix y la Tordera

BarcelonaEn febrero, cuando Cataluña sufría las consecuencias de una sequía sin precedentes, los gobiernos catalán y español van acordar desatascar dos desaladoras que debían resolver el déficit hídrico del área metropolitana de Barcelona: la ampliación de la del Tordera (Selva) y la construcción de la del Foix (Garraf). Este martes –cinco meses más tarde– el gobierno español ha anunciado el acuerdo para pujar ambas obras. El anuncio se ha dado después de que el consejo de ministros haya aprobado la modificación del convenio de gestión directa de la empresa pública Acuamed, un paso necesario para iniciar la construcción de ambas instalaciones, que después serán traspasadas al Ente de Abastecimiento de Agua Ter-Llobregat, propiedad de la Generalitat.

La inversión total para estos dos proyectos asciende hasta los 513 millones de euros: 223 millones para la del Foix (situada en Cubelles) y 290 para la de la Tordera II (situada en Blanes), los que se financiarán a través de fondos europeos en concepto de crédito del Estado a la Generalitat. Esto significa que Catalunya tendrá que devolver el dinero, que recaudará a través de la factura del agua de los usuarios, en un máximo de treinta años. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, calificó a las desalinizadoras de Catalunya de "actuaciones de gran importancia".

Además, según explicó la ministra, la obra que se priorizará será la ampliación de la Tordera II. "Es la más avanzada y será de puja inmediata", detalló. Se prevé que esté operativa en 2028, y su construcción permitirá pasar a tratar 60 hm³ de agua al año, es decir, triplicará su actual capacidad de desalación. En conjunto, el objetivo es reducir progresivamente el trasvase del Ter a Barcelona y así incrementar el caudal ambiental, la autosuficiencia en la demarcación de Girona y reducir las extracciones de los acuíferos del Maresme y Tordera. La segunda desalinizadora pendiente es la del Foix, y su ejecución está prevista para finales de 2028 o principios de 2029. Con una capacidad de 20 hectómetros cúbicos, será la segunda que se construirá y podrá suministrar agua tanto a las comarcas de Tarragona como en las de Barcelona.

La portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha defendido en la rueda de prensa posterior a la reunión del ejecutivo que "hacía meses" que el gobierno catalán esperaba la aprobación de las dos desalinizadoras por parte del gobierno español. "La sequía ahora es menos dura, pero todavía persiste. No podemos darla por terminada, sino que debemos seguir siendo plenamente conscientes de este uso racionalizado del agua", ha dicho. "Son dos infraestructuras clave para ganar en resiliencia en Catalunya, y son prioritarias desde el inicio de la legislatura", ha insistido.

La mitad del agua es de los embalses

Actualmente, el 50% del agua que se consume en Cataluña es desalinizada, regenerada o proveniente de pozos. Por tanto, según estos datos facilitados por la Agencia Catalana del Agua (ACA) al ARA, ahora mismo sólo la mitad del agua que se consume proviene de los embalses, cuando en condiciones normales cubriría el 80% de la demanda. Esto es así porque, por lo general, las desalinizadoras siempre han funcionado al mínimo. Pero con la sequía, las dos desalinizadoras disponibles (la del Llobregat y la de Tordera) pasaron a funcionar del 20% al 85% y desde agosto del 2022 operan al máximo rendimiento.

En cuanto a la regeneración, la ACA informa que desde principios de 2023 se está aportando agua regenerada en el tramo final del río Llobregat para incrementar la disponibilidad hídrica, que posteriormente se potabiliza en la planta de Sant Joan Despí. Entre 2021 y 2022 también se producía agua regenerada, pero en este caso era para garantizar el caudal ecológico, con el punto de aportación de agua situado más abajo de la planta de Sant Joan Despí.