10 años de Godall, la editorial que lucha "contra la dictadura de la novedad"
El sello publicará nuevos títulos de Eloi Creus, Adam Zagaweski, Anne Sexton y Pasolini a partir del próximo año
Barcelona"Imagina un laúd de vela que busca pasajeros en un puerto donde fondean yates y cruceros. El laúd somos las editoriales pequeñas, y competimos en un mar lleno de barcos grandes", explica la editora de Godall, Matilde Martínez. Pese a las tormentas y el mal mar, el sello ha conseguido navegar hasta el 10 aniversario con un catálogo de más de un centenar de libros y diversos reconocimientos. Uno de sus libros estrella, La verde se lleva, de Joan Todó, recibió el premio Ventanas de narrativa, el No Lea de no-ficción y el Crítica Sierra de Oro. "Los buenos libros necesitan visibilidad, por eso son tan importantes estos reconocimientos", señala Martínez.
Godall, que toma el nombre de un pequeño pueblo del Montsià donde la editora tiene una pequeña segunda residencia, nació con varios objetivos: ser sostenibles, de proximidad, dar visibilidad a autores poco conocidos y pagar precios justos a los col· laboradores. "10 años después podemos decir que lo hemos cumplido", subraya Martínez. Uno de los elementos que definen su catálogo es la publicación de autores inéditos en catalán, como la coreana Kim Ae-ran, la portuguesa Joana Bértholo y la vasca Uxue Apaolaza. "Publiquemos autores de otras lenguas minorizadas de España sin pasar por el castellano. Es un mecanismo de descolonización", dice la editora.
El sello también se caracteriza por su colección de poesía, con firmas como Sònia Moll, Jordi Mas, Glòria Coll, Mònica Miró y Gemma Gorga. En el campo internacional, Godall ha traducido al catalán poetas como Mary Oliver, Billy Collins y Mark Stevens; y para 2025 prepara La nueva juventud de Pier Paolo Pasolini con traducción directamente del friulano. La editorial también publica en español "para dar a conocer obras desconocidas, la mayoría escritas originariamente en catalán".
La importancia de las ferias
El futuro de Godall pasa por una de las reivindicaciones centrales del sello: el libro de fondo. "Luchamos contra la dictadura de la novedad. Sabemos que esto va contra el sistema, pero no podemos estar sacando novedades sin cesar. Creemos que se puede abrir una rendija y conseguir que la gente se vaya mentalizando", dice Martínez. De acuerdo con esta idea, la editorial quiere disminuir el número de títulos que publica ("ocho cada año sería ideal") y pone en valor también el papel de las ferias literarias, donde pueden desplegar todo su catálogo. "Las ferias están mal consideradas por algunos libreros, pero para las editoriales pequeñas son fundamentales. Nos ayudan a tener visibilidad y vendemos mayoritariamente libro de fondo. No hacemos ninguna competencia desleal a los libreros porque estos títulos en las tiendas no están", destaca Martínez.
De cara al próximo año, Godall ya tiene entre manos nuevos títulos para el catálogo. Uno de los primeros en llegar será Como una mosca pegada a la miel, un libro inédito de Eloi Creus. También tiene previsto el Diario de Kioto de Ernesto Hernández Busto, una antología de Adam Zagaweski y los Poemas de amor de Anne Sexton. Todo ello mientras trabajan en la búsqueda de nuevos lectores. Martínez lo resume así: "Nuestro futuro va ligado al futuro económico y lingüístico de la sociedad. Si la gente tiene menos poder adquisitivo o utiliza menos el catalán, perdemos. Sabemos que jugamos en una sociedad capitalista, pero creemos que pueden haber iniciativas que no sigan sus reglas. Nosotros estamos aquí".