La crisis del pescado azul

Adiós, sardinas y boquerones; hola, medusas

La proliferación de este invertebrado y también de los atunes podría explicar la merma en la captura, pero hay otros muchos factores

Las sardinas y también los boquerones, en el punto de mira de la ciencia
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Los atunes se han comido las sardinas y también los boquerones, afirman algunos pescadores de nuestra costa para argumentar el porqué de la merma de la pesca durante todo el verano y la entrada del otoño. Ahora bien, también podría ser culpa de la proliferación de medusas, porque se alimentan de larvas o de huevos de peces, como los de las sardinas y boquerones. Y al mismo tiempo, comen lo mismo: el plancton, que podría causar una competencia por el mismo alimento. Y podría haber más causas, como el incremento de la temperatura del mar, que provoca una disminución de la calidad del plancton; por tanto, las sardinas son más débiles porque se alimentan mal y, por consiguiente, acaban poniendo menos huevos.

En Mercabarna, en el Mercado Central del Pescado, los datos de entradas de sardinas y boquerones no indican que haya habido una merma significativa en la captura de los dos peces azules; todo lo contrario: en el caso de la sardina se habría incrementado. Si en 2019, hasta septiembre, habían entrado en el mercado 1.095.159 kilos de sardinas; en 2023, hasta las mismas fechas, han entrado 1.476.098. Por su parte, el boquerón se mueve por cifras similares: en 2019, hasta septiembre, habían entrado en Mercabarna 1.818.377 toneladas mientras que en 2023, 1.783.964, es decir, casi unas 35.000 toneladas menos. Ahora bien, los datos del Mercado Central del Pescado deben ponerse en su contexto, porque tiene una cuota de mercado del 30% sobre el pescado consumido en Cataluña. Y es así porque las grandes cadenas de distribución, como grandes supermercados, compran en origen, sin pasar por Mercabarna.

Mientras, los pescadores de distintos puertos de la costa opinan que la merma es muy importante, y lo es desde hace meses. Al mismo tiempo, los biólogos marinos y estudios científicos les dan argumentos a favor de lo que sostienen, que la disminución de las capturas es alarmante. Tanto es así que "la Unión Europea ha insistido en que la pesca de la sardina debería ser sólo de cuatro meses, mientras que la flota pesquera catalana lo ha considerado inviable", afirma la bióloga marina Anna Bozzano. Al final, "el acuerdo es de alargar más tiempo las vedas habituales que se practicaban hasta ahora para ambas especies", añade.

A la hora de buscar las causas, Bozzano y también el biólogo marino Arnau Subías exponen diferentes. La regulación de las licencias de pesca de atún y la disminución de barcos atuneros han hecho que la población de atunes en el Mediterráneo “no esté muy controlada, y éstas son depredadoras directas de sardina y boquerón”, afirma Subías. A su vez, Bozzano matiza la creencia extendida entre los pescadores de que los atunes se comen las sardinas, porque “comen otros peces azules, como la caballa, y si se encuentran peces blancos, también se los comerán”.

Para continuar, el biólogo marino Arnau Subías resume el estudio publicado por el instituto oceanográfico, que “llegaba a la conclusión de que muchas especies de medusa se alimentan de larvas o huevos de peces, lo que afecta directamente a las poblaciones de sardinas y boquerones”. El hecho de que las medusas hayan proliferado tanto, cada verano más, podría explicar la merma en las capturas de sardinas que aseguran los pescadores.

Por su parte, la bióloga marina Anna Bozzano indica otros tres factores: el primero, la sobreexplotación pesquera; el segundo, el incremento de la temperatura del mar, que aleja las sardinas de temperaturas más frías que las actuales. Y el tercero, derivado de las altas temperaturas del mar, que es la poca calidad del plancton del que se alimentan. “Este plancton está compuesto actualmente por microplásticos, los cuales hacen que la sardina coma menos cantidad”. A partir de ahí comienzan unas cuantas consecuencias: como se alimentan peor, se hacen débiles; si lo son, entonces ponen menos huevos, y así continúa la cadena, hasta que terminan naciendo menos sardinas. Así pues, sostiene Bozzano, "hay tres factores que juegan a la vez en esta merma de sardinas", a los que se podría añadir la proliferación tanto de atunes como de medusas.

Sin embargo, Bozzano se considera optimista, porque tanto las sardinas como los boquerones viven una media de dos años y, por tanto, todo puede cambiar con rapidez. De todo ello es lo que ella misma habla en las conferencias que titula “Adeu sardina, hola cangrejo azul”, la próxima de las cuales hará en la Cofradía de Pescadores de Vilanova el sábado pasado, 7 de octubre, a las 11 de la mañana.

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