El análisis de Antoni Bassas: "Te amamos mucho, pero amamos más a Catalunya"

Hoy el protagonismo será para Junts y Puigdemont, concretamente, que será entrevistado esta noche en TV3, precisamente el día en que la mesa del Congreso de los Diputados debe decidir si acepta tramitar la moción de confianza a Sánchez que pidió él. Hasta ahora, el PSOE y Sumar, que tienen mayoría en la mesa, han dicho que no quieren tramitar la petición de Junts, pero podrían acabar abriéndole la puerta porque los letrados del Congreso ya han dicho que no ven ningún obstáculo jurídico para que se pueda debatir.

Si la mesa acepta la petición de Junts, se sometería a votación en el pleno del Congreso, que ya es una forma de ver qué apoyo tiene Sánchez, aunque someterse a una cuestión de confianza es una potestad exclusiva del presidente y lo que acabara votando el Congreso, de llegar a votar, no sería vinculante para Sánchez.

Todo esto ocurre cuando Aldama, el comisionista conocido del chófer Koldo y del ministro Ábalos, ha dicho al juez que el PSOE cobró comisiones, pero las pruebas son… ese papel estrujado con anotaciones casi ilegibles. Por eso ayer Feijóo decía que Sánchez depende "de lo que manden Puigdemont y Junqueras y de lo que cante Aldama".

Y, mientras, el gobierno de Illa ha tenido que hacer oficial lo que ya era una realidad: en el 2025 empezará sin presupuestos de la Generalitat. Y Esquerra, ahora nuevamente presidida por Junqueras, dice que las negociaciones ni han comenzado.

La petición de Puigdemont de una moción de confianza a Sánchez y la posición más dura de Esquerra amb Illa, al menos nominalmente, tienen que ver con la falta de cumplimiento de los acuerdos que ambos partidos cerraron con los socialistas. Mirado fríamente, por mucho que el congreso de Esquerra se haya alargado casi hasta Navidad, que Isla -que apenas hace cuatro meses fue investido presidente- entre en el 2025 prorrogando las cuentas es algo que no llega al aprobado . Y Sánchez necesita pasar días y empujar años administrando el tiempo con cuentagotas. Demasiado lento para Junts y para Esquerra, que tienen uno al presidente en el exilio y el otro inhabilitado. Y el PSC se comporta como una simple extensión del PSOE, acompasando su estrategia a la de Pedro Sánchez. Isla no está en la línea del presidente Montilla, cuando pidió a Zapatero que asumiera el coste político de mejorar la financiación de la Generalitat diciéndole: "José Luis, te queremos mucho, pero queremos más en CataluñaY a base de vivir del curterminismo como Sánchez y de las buenas palabras como Isla, a los socialistas se les está acabando el crédito que podían tener.

Buenos días.