El análisis de Antoni Bassas: "AstraZeneca y Janssen son vacunas muy seguras" (Dr. Oriol Mitjà)

Tenemos la suerte de que vivimos en el mundo desarrollado y de que tenemos a nuestra disposición el remedio que nos puede salvar la vida o evitar que entremos en una unidad de cuidados intensivos o que pisemos un hospital. No renunciemos a este recurso porque tengamos miedo, y procuremos no vivir en el titular de última hora

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Ayer vino al ARA el doctor Oriol Mitjà. Y hablamos de vacunas, porque unas horas antes de la entrevista la Unión Europea, que es la que nos compra las vacunas, dijo que se encomiendan a Pfizer, porque AstraZeneca y Janssen han paralizado la entrega de sus vacunas debido a los casos de trombos. Pfizer avanzará 50 millones de dosis, cinco de los cuales serán para España, este mismo mes de abril. La pandemia nos ha metido a todos en una conversación universal sobre vacunas y laboratorios, como si fuéramos expertos, cuando en realidad la inmensa mayoría solo podemos repetir lo que oímos. Y, como vivimos en un ciclo de noticias continuo, en el que a cada hora cambian los titulares, nuestra conversación sobre vacunas está llena de sustos sobre qué es bueno y qué es malo. Por eso quiero repetir aquí las palabras de un experto, de un infectólogo como Oriol Mitjà, que, preguntado sobre los trombos que han tenido seis mujeres pinchadas con la vacuna de Janssen, dijo esto:

Lo dice alguien que, además de ser científico, no es complaciente, precisamente, con los relatos oficiales ni con los intereses económicos de la industria farmacéutica. 

Miren: de las seis mujeres vacunadas con Janssen que han sufrido trombos sabemos que tienen entre 18 y 48 años, pero no sabemos si tenían alguna enfermedad previa o si tomaban alguna medicación. Y no lo sabemos porque las farmacéuticas y las agencias públicas europea y norteamericana que se encargan de decir que una vacuna ya se puede administrar no quieren la responsabilidad moral, penal (y penal quiere decir también multimillonaria), de que un tribunal las pueda acusar de no haber advertido de los efectos secundarios. Pero si fuera por los efectos secundarios no podríamos tomar ningún medicamento. 

Vacunarse no es obligatorio pero es del todo conveniente, en medio de una epidemia. En esto de las vacunas tenemos la suerte de que vivimos en el mundo desarrollado y de que tenemos a nuestra disposición el remedio que nos puede salvar la vida o evitar que entremos en una unidad de cuidados intensivos o que pisemos un hospital. No renunciemos a este recurso porque tengamos miedo, y procuremos no vivir en el titular de última hora. 

Recuerden lo que dijo Oriol. La suerte es que es un efecto rarísimo que se puede tratar. Las agencias reguladoras de los Estados Unidos solo paran Janssen de manera temporal porque quieren hacer un plan para identificar la sintomatología que puede producir y protocolizar cuáles serán los tratamientos. Por lo tanto, el mensaje corto es que si tenemos AstraZeneca y Janssen las tenemos que seguir utilizando. En todo caso, estad pendientes de los efectos al cabo de cinco días. Los dolores de cabeza en los primeros dos días o las molestias en el brazo son normales.

Como concluye hoy Natza Farré en la contraportada del ARA: ¿pueden parar de marearnos con las vacunas y hacer el favor de vacunarnos? Y es que estamos ante uno de los males de nuestros días, que es que hay mucha información pero poco conocimiento.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea contra el covid-19, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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