El análisis de Antoni Bassas: 'La B, Rovira y Junqueras'

Todo lo que hemos ido sabiendo deja en muy mal lugar a Marta Rovira, pero pretender que Junqueras pasaba por allí y no sabía nada, y de ahí considerar que puede ser la renovación que necesita Esquerra en el próximo congreso, hay mucha distancia

Continuamos en el rellano, esperando si la política sube o baja la escalera. De momento, pasado mañana el presidente Salvador Illa irá a Madrid a ser recibido en audiencia por el rey Felipe de Borbón, y los altavoces difundirán mensajes de alivio y harán ver que ha vuelto la normalidad. Hay demasiadas heridas abiertas todavía entre el Estado y una parte numerosa de Catalunya (hay un presidente en el exilio sin amnistía) para admitir que una visita al rey del presidente de Catalunya cierra nada. La foto del apretón será la que venderá Pedro Sánchez para decir lo que dice que se ha recuperado la convivencia. Para el público español, la ficción puede funcionar; en Cataluña esperamos hechos y no fotos: amnistía y financiación. Y si el PSC no quiere acabar definitivamente convertido en un apéndice regional del PSOE, sería bueno que empujara por los hechos.

En el rellano de la política catalana se encuentran Junts, que vive a la espera del congreso que debe aclarar si Puigdemont será el presidente de la formación (muy probable), qué pasaría entonces con Laura Borràs y qué margen le dan al PSOE con el que están atravesando la cuerda floja de la legislatura (hoy La Razón dice a portada que Sánchez tiene a favor de que a Puigdemont tampoco le interesa que se convoquen nuevas elecciones).

Y quien está en un rellano, a oscuras, es Esquerra. Hoy publicamos otra información en exclusiva: tras el caso de los carteles contra los hermanos Maragall, Esquerra cambió de empresa para mantener la estructura B, consciente de que se investigaría lo ocurrido, y esta estructura se aguantó un año más, hasta en las elecciones del 12 de mayo. El militante de Anoia que encargó los carteles continuó dentro de la estructura, y el responsable de la operación fue el viceconsejero Sergi Sabrià.

Es evidente que una estructura paralela como ésta, sostenida en el tiempo (y sostenida también significa pagada), no se mantiene sin el acuerdo y el conocimiento de la cúpula del partido, salvo que deje las funciones y nunca se le acuda preguntar (ya no digo investigar) de dónde salen carteles, mensajes en redes o mariachis. Todo lo que hemos ido sabiendo deja en muy mal lugar a la secretaria general, Marta Rovira, pero también al presidente del partido, Oriol Junqueras. Pretender que el presidente del partido, el hombre que, por ejemplo, decidió que Pere Aragonès fuera el candidato a presidente, sólo pasaba por allí y no sabía nada, y de ahí considerar que puede ser la renovación que necesita Esquerra en el próximo congreso, hay mucha distancia.

Buenos días.

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