El análisis de Antoni Bassas: 'Dar aire y formar gobierno'

En contra de lo que se decía sobre el consumo de alimentos –que no caería porque bien que tenemos que comer–, los paradistas notan que las familias no tienen tanto dinero ni para gastar en comida

3 min
Bassas

Hoy situamos nuestro análisis en tres escenarios: Madrid, Catalunya y la calle.

Ayer, en el Congreso de Diputados, recordaron el golpe de estado del 23-F. El 23-F fue un intento de poner a un general de presidente de un gobierno de políticos de Alianza Popular, la UCD, el PSOE y el Partido Comunista. La idea del acto de ayer era celebrar que ese golpe de estado se impidió y el orden constitucional continuó inalterado, gracias a la intervención del entonces rey, Juan Carlos, convertido en campeón de la democracia. Y el encargado de decirlo fue su hijo: “El rey Juan Carlos I asumió, como jefe del Estado, su responsabilidad y su compromiso con la Constitución, para que se tomaran, y cito textualmente, todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente”.

En resumen, bajo la apariencia de un acto para celebrar la derrota de un golpe de estado militar, lo que intentó ayer el Estado era un acto para rehabilitar al rey Juan Carlos. El 23-F puede ser un punto de encuentro, pero no alrededor del rey. Primero, porque ya han quedado sobradamente acreditadas las sombras de Juan Carlos como testigo tácito (como mínimo) de ese llamado golpe de timón cívico-militar. Y después, porque no vale que el actual monarca no haya dicho ni una sola palabra sobre su padre, de quien renunció a la herencia y a quien mandó a los Emiratos, y que el primer día que hable de él sea para recuperar la vieja historia de un rey que nos salvó. Si esa supuesta salvación fue posible fue porque desde el 1977, el año de las primeras elecciones, la democracia era una posibilidad después de 40 años de dictadura, porque el dictador había puesto al rey a dedo. Probablemente, sin Juan Carlos no habría habido democracia, porque el franquismo incrustado en el Estado (si no era el Estado mismo) no lo habría aceptado. Muchos franquistas obedecieron al rey porque Franco se lo pidió en su último mensaje. Pero han pasado 45 años. Ahora no hace falta necesariamente un rey para que haya democracia. ¿O sí?

Este es el escenario de Madrid. En el de Catalunya tenemos alguna información de cómo va la formación de gobierno. 

En estas dos breves columnas que firman Quim Bertomeu y Núria Orriols explicamos que se intensifican los contactos para desencallar la legislatura, con varias reuniones a múltiples bandas. Ayer se volvieron a encontrar la delegación negociadora de ERC y la de JxCat. Las dos formaciones se emplazaron a buscar un “consenso estratégico” que defina una hoja de ruta común para toda legislatura, antes de cerrar el reparto de cargos del nuevo Govern. Es decir, quieren tener primero un acuerdo sobre qué se tendrá que hacer en este mandato antes de cerrar quién lo tendrá que hacer. Y también informamos de que unas horas antes ERC se había visto con la CUP. En este caso el encuentro se centró en el papel de los Mossos d'Esquadra. Los dos partidos se comprometieron a impulsar un “plan de choque” para conseguir “un cambio profundo” en “el modelo de seguridad y orden público de Catalunya”. Esquerra necesita los votos de la CUP para investir a Pere Aragonès, y para convencer a los anticapitalistas les garantiza que habrá cambios en Interior. 

Esperamos que, aparte de encontrar el camino de la unidad estratégica, sean capaces de abrirse a los acuerdos con otros grupos, porque la sociedad lo necesita: una de cada tres tiendas del centro de Barcelona se plantean cerrar por falta de clientes y de ayudas. La pandemia ha hecho caer un 35% las ventas en 2020. En las paradas de las plazas, de los mercados, en contra de lo que se decía sobre el consumo de alimentos –que no caería porque bien que tenemos que comer–, los paradistas notan que las familias no tienen tanto dinero ni para gastar en comida.

Encima esto: "Somos un negocio familiar, ¿por qué nos tienen que romper los cristales? Una cosa es luchar por una injusticia y la otra es esto. Si cometen una injusticia en contra tuyo, no cometas otra contra alguien que no tiene nada que ver”. "El sábado mi madre se puso ante el escaparate y se peleó con un chico. Le preguntó: «¿Por qué hacéis todo esto?» Y el chico le dijo que lo hacían porque van en contra del gobierno. Pero nosotros no somos el gobierno. Nosotros somos una tienda y nos ha costado mucho esfuerzo, muchas noches sin dormir. Aquí están todos mis ahorros”.

Ayer el doctor Argimon hablaba de la conveniencia de dar aire a la sociedad, de abrir un poco. Hagámoslo con responsabilidad, pero hagámoslo.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

stats