El análisis de Antoni Bassas: 'Durmiendo en la calle tras unos ladrillos'
Son imágenes de un colapso social, del mundo de refugiados que tenemos, de la saturación de los servicios sociales, etc. Ante todas estas realidades, los problemas de los partidos y de los gobiernos, que reflejan mucha lucha por el poder y poco trabajo por a la gente, duelen contar

Mañana es fiesta, pero no estamos para muchas fiestas. No sólo porque la Constitución se ha convertido en una suerte de tablas de la ley y es imposible que se desarrollen sus capacidades integradoras.
No está para fiestas Pedro Sánchez, que vive gracias a que el PP necesita a Vox para respirar, hasta el punto de que ahora la ultraderecha española amenaza al PP con tumbarle todos los presupuestos en las autonomías donde gobierna gracias a sus votos.
Mientras, en Catalunya, el presidente Illa se reunió ayer con los representantes de las cinco denominaciones de origen catalanas de aceite de oliva, tras esos elogios que hizo al óleo de Jaén. Isla va dando pequeños pasos con el viento a favor del gobierno amigo en España: ayer firmó el acuerdo para aumentar el número de juzgados y atacar la multirreincidencia, porque resulta que los juicios rápidos deberían celebrarse en quince días y ahora tardan año y medio. ¿Resultado? Hay personas con cientos de delitos que viven sin ningún miedo. Y hoy Isla recibe al ministro del Interior, Grande-Marlaska, en una Junta de Seguridad de la que ya veremos qué sale. De la financiación singular no se sabe nada, como si fuera el "quinto cielo" de Sisa.
Mientras, una nueva evaluación internacional demuestra que los alumnos catalanes de primaria van mal en matemáticas y ciencias, y cientos de personas hacen cola para ver un piso de alquiler de 50 metros cuadrados y 3 habitaciones que sólo cuesta 923 euros al mes.
Y una alud de inspecciones del Ayuntamiento de Barcelona en la que también han participado los servicios sociales de la Generalitat y el ministerio de Hacienda destapa el caso de 19 familias que viven en trastiendas de estos súper de 24 horas, muchos de ellos en manos de paquistanís, y que cuando quieren echarlos dicen que no saben adónde ir porque nadie les alquila un piso. Infraviviendas en infranegocios que pagan grandísimos alquileres, porque estas tiendas están en lugares caros de la ciudad.
Una Barcelona que más que nunca es un dormitorio a cielo abierto, y mira que hace años que hay gente que duerme en la calle. Estas fotos que he tomado con el móvil están junto al ARA, en el Raval.
En una fachada que hace una entrada duermen sobre colchones y en tiendas, pero es que hoy alguien ya había traído todo material de construcción para hacerse una pared y poder cobijarse entre la fachada y la acera. Y algo más allá, entre los hierros de atar bicicletas y la barandilla de un aparcamiento alguien se ha construido una cabaña. Son imágenes de un colapso social, del mundo de refugiados que tenemos, de la saturación de los servicios sociales, etc. Ante todas estas realidades, los problemas de los partidos y de los gobiernos, que reflejan mucha lucha por el poder y poco trabajo para la gente, duelen en explicar.
Buenos días.