El análisis de Antoni Bassas: 'Un éxito pero aún no una victoria'

Con un estado de derecho tan delgado como el español, la inseguridad jurídica de un independentista catalán es total. Y como país, tenemos tanto trabajo pendiente que la alegría de hoy, natural, debe dar paso a la conciencia de que estamos ante un éxito, pero no ante una victoria

Marta Rovira ha vuelto esta mañana en Cataluña. Se acabó el exilio de seis años y cuatro meses para la secretaria general de Esquerra. Para ella, y para otros exiliados en Suiza, acusados ​​de terrorismo por las protestas del Tsunami Democrático. Rovira y todo el grupo se han detenido primero en Salses, en la puerta de los Països Catalans, y después han subido la autopista y poco antes de las ocho y media de la mañana han pasado por la Jonquera y han bajado del coche en Cantallops, el pueblo de la familia de Ruben Wagensberg. Allí se encontró con las amigas de Vic, con Oriol Junqueras y con compañeros del partido. Son imágenes históricas.

Otra cosa es el sentido de la carga histórica que traen. Desde un punto de vista político, Esquerra y Junts han logrado arrancar la amnistía del gobierno español, contra pronóstico, gracias al resultado de las elecciones españolas de hace un año. Es curioso porque no fue un buen resultado para el independentismo, electoralmente a la baja, como tampoco el del PSOE porque perdió, pero el hecho de que el PP necesitara a Vox para investir a Feijóo hacía imposible que ningún partido más quisiera sumarse en la ultraderecha. De ahí la investidura de Sánchez y de ahí, la amnistía, que es todo un éxito.

Hoy es un día feliz para Marta Rovira y los demás exiliados, pero los exilios aún no han terminado (como no han terminado las inhabilitaciones) ya nadie se le escapa la importancia de la figura del presidente en el exilio, Carles Puigdemont, que los jueces del Tribunal Supremo están esperando con candelas para encarcelarle. No, todavía estamos lejos de la normalidad.

O, sin ir más lejos, hoy explicamos que el Tribunal Supremo pone también trabas a la aplicación de la ley de amnistía a manifestantes postsentencia. El tribunal argumenta que la amnistía puede vulnerar el derecho a la igualdad ante la ley por el hecho de que sólo se deje sin efecto la condena por estos delitos cuando están relacionados con el Proceso, vamos, cuando sólo afecta a independentistas. Y así todo, podríamos decir. De hecho, como siempre, lo que mejor lo dice es Miquel Ferreres:

¿Están contentos con la amnistía? Teniendo en cuenta que me han perdonado unos delitos inventados, no me quedo tranquilo. Cualquier día pueden volver a inventar otros nuevos.

Con un estado de derecho tan delgado como el español, la inseguridad jurídica de un independentista catalán, o de un dirigente de Podemos o de Bildu es total. Y como país, tenemos tanto trabajo pendiente que la alegría de hoy, natural, debe dar paso a la conciencia de que estamos ante un éxito, pero no ante una victoria.

Buenos días.

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