El análisis de Antoni Bassas: 'Los que hablan del "reencuentro" y el catalán'

Que lo primero que haga un gobierno español que habla de reencuentro sea ignorar la demanda en una cuestión tan sensible como la de la lengua es una tomadura de pelo. Que esto acabe pasando con Miquel Iceta de ministro de Cultura ya es de traca

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Ayer trascendió que el nuevo proyecto de ley de comunicación audiovisual que ultima el gobierno español no incluye la protección del catalán a través de cuotas en las plataformas de streaming como Netflix, HBO o Amazon Prime. Lo avanzó El Periódico, y hoy nos hacemos eco de ello. Se trata de un borrador. El gobierno de la Generalitat había pedido que dentro del porcentaje reservado a obras europeas (30% del total, tal como se fija en una directiva europea) hubiera un porcentaje para el catalán también del 30%, pero el texto con el que trabaja la Moncloa en estos momentos solo habla de reservar la mitad de las producciones europeas a “obras en la lengua oficial del Estado o en alguna de las lenguas oficiales de las comunidades autónomas”. O sea que, de momento, el proyecto en el que trabaja el gobierno español ignora las reivindicaciones de la Generalitat y el sector audiovisual catalán. Fuentes del gobierno español aseguran que este texto no es el definitivo y bla, bla, bla.

Pues hacemos presión desde aquí para que no sea definitivo, y por eso hablamos de ello hoy, a pesar de que estamos hartos de vincular el catalán con noticias amenazantes. Y hablamos de ello para preguntarnos si es normal que un gobierno español tenido por progresista, un gobierno de coalición con un partido como Unidas Podemos que dice que defiende la plurinacionalidad del Estado, un gobierno español que habla de reencuentro, que acaba de empezar un proceso de negociación con el gobierno de la Generalitat, lo primero que haga sea ignorar la demanda en una cuestión tan sensible como la de la lengua. No, no es normal, es una tomadura de pelo. Que esto pase, o acabe pasando, con Miquel Iceta de ministro de Cultura ya es de traca. 

Claro que la traca empieza mucho antes, que es que todos y cada uno de los gobiernos españoles desde 1978 han ignorado olímpicamente el artículo 3 de la Constitución, que proclama que “la riqueza de las diferentes modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”. ¿Qué es lo que no se entiende de la expresión “especial respeto y protección”? 

No insistiré en una cosa que ustedes saben de memoria: para el estado español, y esto vale tanto si vivimos en democracia como en dictadura, tanto si gobierna el PP como el PSOE, el catalán, el gallego o el vasco son un estorbo y se los tiene que combatir, porque la lengua es portadora de identidad, e identidad solo querrían que hubiera una. Por eso todos los gobiernos españoles sin excepción han impedido que el catalán sea una lengua oficial en la Unión Europea, por ejemplo. 

Pero como este tipo de noticias alimentan un sentimiento de impotencia, porque no podemos hacer nada, y de resentimiento que acaban perjudicando la autoestima por nuestra lengua, porque a nadie le gusta ser presentado como un problema, les propongo lo siguiente: admitir que la vida no es perfecto y que ser catalanoparlante pide un esfuerzo extra, incluso en Catalunya, en el País Valenciano y en las Islas Baleares. Que no es normal tener que hacer tantos esfuerzos. Que esto pide una actitud militante y un cálculo constante de la oportunidad para ser más intransigente o más flexible con nuestros derechos lingüísticos. Pero recordemos que los tenemos, estos derechos, no tenemos que dejarnos acomplejar y tenemos que procurarnos cuanto más confort lingüístico mejor, que significa, por ejemplo, consumir productos de empresas, de establecimientos, donde la lengua catalana sí es objeto de especial protección. Para que no nos pase que parezca que nos presentamos voluntarios a la tomadura de pelo.

Un recuerdo para los exiliados y para los represaliados. Y que tengamos un buen día.

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