El análisis de Antoni Bassas: ‘Por respeto a todo el mundo, haced gobierno’

No es fácil pedir a España que el 51% de voto independentista tenga consecuencias reales cuando la única consecuencia real del 51% está siendo el bloqueo en Catalunya

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Imágenes de la sala de actos del Parlament, donde se está celebrando el segundo pleno de investidura del candidato Pere Aragonès. Como saben, tampoco hoy Aragonès recibirá los votos de Junts per Catalunya y, por lo tanto, solo con los votos de Esquerra y la CUP no obtendrá la mayoría simple y no logrará la condición de presidente. Esta segunda sesión resultará fallida como la del pasado viernes.

Con esta votación fallida de hoy, ya no hace falta decir nada más. Junts ya ha hecho saber a todo el mundo, en especial a los que tienen que ser sus socios de gobierno, cómo le dura todavía el malestar por los agravios de estos últimos y que no quiere que una presidencia de la Generalitat en manos de Esquerra signifique una pérdida de peso político del president en el exilio Carles Puigdemont. Muy bien, ya está entendido, pero ahora, una vez ya han hecho pasar a Aragonès por las dos sesiones sin investirlo, ya tendría que haberse producido una catarsis y, tan pronto como sea posible, Aragonès tendría que ser investido y, acto seguido, habría que formar gobierno. Las elecciones fueron el 14 de febrero. Nos iremos casi a mediados de abril, dos meses más tarde. Pero, a partir de este momento, Esquerra y Junts tienen la obligación política, social, casi moral, de hacer que las cosas no cuesten tanto. Hay un país que espera un Govern, un proyecto, una reanudación económica y política.

Ya hemos entendido la dinámica de castigo mutuo y de lucha por la dirección del Procés que han protagonizado Esquerra y Junts, pero esto tiene que llegar a su fin. Los problemas internos no pueden pasar por delante de los problemas de la sociedad. ¿Qué estaríamos diciendo si todo esto lo estuvieran haciendo partidos de obediencia española? No es fácil pedir a España que el 51% de voto independentista del 14 de febrero tenga consecuencias reales cuando la única consecuencia real del 51% está siendo el bloqueo en Catalunya. Hagan la prueba. ¿Cómo le explicas todo esto a un corresponsal extranjero con ganas de saber en qué ha acabado la oleada del 2017? El historiador Joan B. Culla lo escribe hoy con estas palabras en este artículo en el ARA : “Una vez hayan conseguido (esperemos) elegir presidente y formar el consejo ejecutivo, los dirigentes de los dos campos tendrían que priorizar un esfuerzo serio y sistemático para hacer pedagogía entre los suyos y desactivar –en lugar de alimentar– la dinámica cainita en Twitter... y más allá. En caso contrario, si no es en abril será en noviembre, y si no el año que viene, pero el independentismo acabará haciéndose mal. Mal de verdad, quiero decir; de aquel que puede dejar una causa fuera de combate durante toda una generación”.

Y esto que dice Culla, que subscribimos, no tiene nada que ver con el respeto que merece la figura de los presos ni de los exiliados, ni quiere ignorar cómo la represión del Estado hace que todo ello sea difícil. Pero, a partir de aquí, o Esquerra y Junts pasan página o será la gente la que la pasará.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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