El beso de Rubiales, en bucle hasta 14 veces

captura video rubiales
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Las televisiones españolas tardaron en reaccionar a la agresión y abuso de poder de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso durante la entrega de medallas. El beso forzado, apretándole la cabeza entre las manos, se viralizó muy rápido en las redes pero fue ignorado en los informativos del domingo al mediodía. Tímidamente, empezó a aparecer en los informativos de deportes de la noche, pero, lamentablemente, de forma acrítica. En el Telediario de La 1, incluso hacían prosa poética: “Cuando eres campeona del mundo te entran ganas de todo: de abrazar, de llorar, de gritar, de bailar, de cantar, de morder, y, por supuesto, de besar, da igual con quién”. Y ponían la imagen del beso de Rubiales. A continuación añadían la reacción del “pero no me ha gustado” de Hermoso. En Antena3 noticias se limitaban a subrayar que “el beso dará que hablar”. En Cuatro al día decían que el triunfo “ha quedado empañado por un incómodo momento”. En Fiesta, el esperpéntico magacín de Telecinco, el periodista deportivo Pipi Estrada justificaba el beso como un gesto de agradecimiento y confort por la situación de euforia. El colmo, su nivel flagrante de desinformación a la hora de legitimar la conducta del presidente de la RFEF: “¡Es la capitana y es la que marca el gol!”, dijo Estrada. Hermoso no era ni la capitana ni la que marcó el tanto. En Informativos Telecinco se limitaron a recordar el beso como “un momento muy comentado”.

El lunes, los magazines matinales ya contaban con colaboradores que condenaban el gesto. Pero algunos colaboradores mantenían retóricas que legitimaban el gesto de Rubiales. En Espejo público, Francisco Marhuenda decía que, como a la jugadora no se la veía incómoda, no era necesario llevar a Rubiales al muro de fusilamiento. Y en el Programa del verano de Telecinco Inda aseguraba que se trataba de una apuesta previa al partido entre los dos protagonistas. Ahora bien, en Espejo público mantuvieron durante mucho rato la imagen congelada del beso en pantalla como señuelo para anunciar el tema. En Jugones, Josep Pedrerol hablaba de “imagen polémica”, una expresión que elimina la responsabilidad de quien ejecuta la acción. Hace parecer más discutible la captación de la escena que la conducta del presidente de la RFEF. El término polémica también convierte en debatible lo intolerable. Además, en Jugones, para contar los hechos, repitieron el beso en bucle hasta un total de catorce veces, a cámara lenta y con zoom. En Deportes Cuatro lo repitieron hasta en ocho ocasiones. El morbo y el espectáculo acaban devorando el gesto inadecuado.

Lo más preocupante era el mantra en todos los programas para cerrar la cuestión. Repetían que lo más importante era la consecución del Mundial: “No hay que empañar el momento”. “No hay que centrarnos en este tema”, repetían. Una mala conclusión, porque es la letanía que invita a silenciar lo sucedido. Deposita la responsabilidad en los medios, convirtiéndolos en los aguafiestas y no en el espacio necesario para denunciar un abuso sexual en un contexto profesional que está estipulado, incluso, en el código del Consejo Superior de Deportes.

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