Lengua

El catalán, ¿la mezcla perfecta de las grandes lenguas románicas?

Un catedrático de lenguas románicas responde al tuit viral sobre la proximidad del catalán con otras lenguas vecinas

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El catalán y las lenguas románicas.

BarcelonaUn políglota de Transilvania colgó hace unos días en las redes una imagen sobre lo que él llamaba "la mayor lengua de todos los tiempos de entre las lenguas románicas", en referencia al catalán. Lo decía porque comparte palabras con otras cinco grandes lenguas de estado, como el rumano, el francés, el italiano, el castellano y el portugués. El mensaje se convirtió en viral rápidamente y por supuesto que la exageración calentó el corazón de los catalanes, siempre faltados de autoestima. Pero, quizás justamente por eso, también levantó dudas razonables sobre su veracidad. ¿Realmente el catalán es la mezcla perfecta de las grandes lenguas románicas?

Si se lo preguntamos al catedrático de filología románica de la Universidad de Barcelona, ​​José Enrique Gargallo, la respuesta es: "No". De hecho, asegura que estas frases válidas en dos idiomas son "coincidencias graciosas, pero fortuitas", porque es improbable que un catalán pueda entender a un rumano si no son palabras sueltas como ninguna, nariz, luna, lluvia o los números del 1 al 10. Y, en cambio, Gargallo lamenta que no aparezca en esta lista la lengua que el lingüista Joan Coromines consideraba "gemela del catalán", que es el occitano. Claro que tampoco aparece la otra lengua más próxima geográficamente, el aragonés, que tiene el mismo origen secular que el catalán, pero que hoy todavía tiene peor salud. Gargallo lamenta que siempre nos olvidemos de los aragoneses porque nos solemos mirar el ombligo (en aragonés, melico).

"La lengua más céntrica del espacio románico es el occitano, no el catalán. Tanto geográfica como fisonómicamente. Si nos situamos en esta zona que ocupa parte del sur del estado francés, Vall d'Aran y los valles del Piamonte, miramos hacia donde miramos, se abre toda una continuidad lingüística: hacia el norte están las lenguas de oil, que poco a poco van conduciendo hacia el francés, hacia el sur, el occitano colinda con el catalán (rosellonés) y el aragonés, y se imbrica relativamente con el vasco, y hacia los Alpes, se encuentra con el conglomerado de lenguas francoprovenzales y con las variedades del noroeste de Italia, como el lígur o el piamontés", explica Gargallo. El occitano tiene contacto con todas estas lenguas, aunque no es una realidad siempre viva y presente en el territorio.

El catalán sólo tiene contacto directo con tres lenguas, pero, en cambio, sí que es una realidad lingüística incontestable, la mayor de entre el grupo de dialectos históricos del latín que no tiene estado. "El caso del catalán es único y extraordinariamente excepcional en el mundo, es fascinante. La capacidad de resiliencia del catalán, desde mil años atrás y hasta hoy, sólo merece loa y admiración. Que haya sobrevivido el catalán, pese a las dificultades que ha tenido, y siendo sólo la lengua de un estado de la dimensión de Andorra, es absolutamente insólito", sentencia Gargallo, valenciano de la zona de influencia castellanoaragonesa, y catalanohablante desde los veinte años.

Ahora bien, si buscamos la lengua románica más grande y más próxima a la matriz latina, ésta es el italiano (popolo viene de populum o piacere viene de placer). Esto la hace suficientemente asequible para los catalanohablantes: "Quien no entiende piove (llueve)? O piangere (¿llorar)?", plantea Gargallo. Y, en cambio, a menudo cuando los catalanes hablan con italianos, o viceversa, se pasan al inglés. Se está perdiendo el sentimiento de espacio lingüístico compartido. "Eso es tristísimo. Es un claudicar frente a la anglofilia", dice el profesor, que asegura que tanto el catalán como el castellano son realidades suficientemente cercanas al italiano para ser intercomprensibles. En cambio, el francés es otra historia, como puede verse con eleau y elaoût (agua y agosto). De hecho, el romanista Amado Alonso ni siquiera incluye al francés en la "Romania continua", que son los territorios que tienen continuidad románica, así como tampoco el rumano.

¿Lenguas en peligro de extinción?

Bajo las fronteras administrativas de los estados existe una variedad de lenguas románicas extraordinarias, hasta el punto de que los lingüistas ni siquiera se han puesto de acuerdo con qué y cuántas lenguas románicas existen. ¿El gallego y el portugués deben mantenerse como lenguas diferenciadas? ¿El asturiano y el mirandés también lo son? ¿El gascón debe ir aparte del occitano o es una variedad? En la bota italiana hay una cuarentena de variedades románicas, incluso en contra de muchos italianos, que llamarían dialetti: el lombardo, el piamontés, el napolitano, el calabrés, el sardo y un largo etcétera. Si en Italia perviven todas estas lenguas, pero en condición de diglosia, lo ocurrido en Francia, a excepción del corso, es que toda la variedad lingüística ha quedado aniquilada por el francés.

Muchas de estas lenguas románicas son frágiles, porque tienen poca vitalidad, pero no quiere decir que estén en peligro de extinción. A mediados del siglo XX se vaticinó la extinción de lenguas románicas peninsulares que hoy sobreviven, como el aragonés. Hay lenguas pequeñas que están perdiendo hablantes autóctonos (que recibieron la lengua de los padres), pero son compensados ​​por los neoparlantes. situación del occitano es también muy precaria, pero no se extingue", celebra Gargallo.

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