Los compromisos de Glasgow permitirían no superar los 1,8 grados de calentamiento
Algunos expertos lo contradicen y piden no caer en la complacencia
LondresEl objetivo que el primer ministro británico, Boris Johnson, tenía a la hora de hacer balance de la cumbre del cambio climático de Glasgow cuando cierre el 12 de noviembre era poder decir que el Acuerdo de París seguía vivo. Es decir, que la humanidad todavía puede evitar el desastre y que el calentamiento global del planeta al llegar el final de este siglo no superará los 1,5 grados centígrados o, en el peor de los casos, los 2, límite máximo que marcaba el pacto firmado en 2015 en la capital francesa. Y este jueves la COP26 se ha acercado algo más a esta meta diplomática gracias a la intervención de Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, en las siglas en inglés). Pero ha habido una de cal y otra de arena, y las dos en el mismo encuentro.
En una intervención en la Blue Zone de la COP26, Fatih Birol ha tildado de "extremadamente alentador" el progreso de las conversaciones y el impacto de las promesas que hasta ahora han tenido lugar: desde los compromisos sobre deforestación hasta los recortes de las emisiones de metano, los objetivos de descarbonización de los países más contaminantes o el intento de poner fin al uso del carbón.
Una nueva evaluación hecha sobre los mismos modelos que la agencia había considerado hace solo unas semanas y que indicaban que el aumento de temperatura se encaminaba muy por encima de los 2 grados apuntaría ahora, en caso de que se cumpliera toda la letra pequeña de los acuerdos –pero muchos no tienen–, que el calentamiento se limitaría a solo 1,8 grados. En un tuit previo a su charla en Glasgow, Birol ha advertido de que si bien es "un gran paso adelante, hay que dar mucho más".
La evaluación de la Agencia Internacional de la Energía coincide prácticamente con dos más, hechos públicos el miércoles, la primera por oficiales de la Unión Europea y la segunda por una pareja de investigadores de la Universidad de Melbourne, según las cuales la temperatura del planeta no se elevaría por encima de los 1,9 grados si se toman en consideración las muchas promesas hechas en la COP26. De acuerdo con estas interpretaciones, para frenar el calentamiento ha sido fundamental el anuncio hecho por India, China y Rusia, que han asegurado que conseguirían la neutralidad de carbono en 2070 y en 2060, respectivamente.
En concreto, Birol ha afirmado durante su comparecencia: "Ayer [miércoles] por la noche pedí a mis compañeros que volvieran a ejecutar nuestros modelos. ¿Qué significaría si se aplicaran todos los compromisos anunciados, donde estamos en cuanto a los aumentos de temperatura? El resultado es muy alentador. Si todos los compromisos de neutralidad de carbono y metano se aplicaran completamente, tendríamos una trayectoria de aumento de la temperatura de 1,8 ºC. ¡Esto es excelente!"
Cubo de agua fría
Pero en el mismo acto otro de los participantes, Selwin Hart, asesor especial de la ONU y secretario general adjunto para el cambio climático, ha hecho caer un cubo de agua fría al asegurar que continuamos en una "senda catastrófica". Se ha dirigido directamente al director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía para acabar con tanta complacencia: "La lucha para limitar el calentamiento global está lejos de acabarse. Fatih, he oído tus números, pero de acuerdo con los NDC [los planes nacionales en los que se detalla cómo se conseguirían las emisiones cero] que se han presentado, el mundo está en el camino de los 2,7 grados, un camino catastrófico, y, por lo tanto, estamos muy lejos de mantener vivo el objetivo de los 1,5 grados del Acuerdo de París. No podemos ser complacientes. No podemos celebrarlo antes de haber hecho el trabajo. Tenemos que reconocer que esta es una lucha que no nos podemos permitir perder. Os animo a todos a continuar luchando", ha dicho.
En esta misma línea, pero con un lenguaje mucho más duro, la conocida activista climática sueca Greta Thunberg, presente en Glasgow, pero ausente de los encuentros y conferencias oficiales, ha piado este jueves contra el talante que está tomando el circo climático de las Naciones Unidas. "La COP26 ha sido tildada como la más excluyente que se ha celebrado nunca. Esto ya no es una conferencia sobre el clima. Es un festival norteño global para hacer blanqueo verde. Una celebración de dos semanas para seguir haciendo las cosas como hasta ahora y el habitual bla, bla, bla".
Este viernes, la misma Greta será una de las protagonistas de la COP26 cuando la ciudad de Glasgow viva uno de los famosos encuentros del movimiento Fridays for Future que ella puso en marcha. Y el sábado se prevé otra, en la cual se esperan hasta 50.000 personas, que pedirán acciones concretas para combatir el cambio climático a los gobiernos representados en la cumbre.
El optimismo del director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía también ha sido puesto en cuestión por dos científicos consultados por la BBC. El doctor Carl Schleussner, de Climate Analytics, ha coincidido con Selwin Hart, de las Naciones Unidas, en que incluso bajo los escenarios más "optimistas" los gobiernos todavía no están ofreciendo soluciones para "eliminar la brecha de emisiones a corto plazo". Por su parte, el profesor Simon Lewis, de la University College London, ha asegurado que hay que ser mucho más escéptico a la hora de creerse las promesas de los gobiernos.
Pase lo que pase en los próximos años, cumplan o no las promesas todos los agentes implicados, públicos y privados, lo que ya es prácticamente seguro es que el próximo día 12 el gobierno británico, con el primer ministro al frente, intentará cantar victoria y enseñar que el Acuerdo de París se mantiene vivo. Johnson dijo antes de empezar que el éxito de la cumbre "pendía de un hilo" y todas las patadas que se están dando hasta ahora en forma de compromisos apuntan a que no se quiere romper. Lo que pasará en 2045, en 2050, en 2070 o a finales de siglo es otra historia.