Consideraciones en torno al error de los Mossos

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Sallent y Elena

Es evidente que la imagen de los Mossos d'Esquadra ha quedado muy tocada por el fracaso en el operativo para detener a Carles Puigdemont este jueves, lo que ha hecho que haya muchas voces, sobre todo en Madrid, interesadas en cuestionar que Catalunya tenga la suya propia policía. Es por este motivo que hay que ser muy cuidadosos a la hora de intentar explicar lo ocurrido el jueves en las inmediaciones del Arc de Triomf. Tal y como han reconocido el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, y el comisario jefe, Eduard Sallent, el principal error fue no prever que el expresidente intentaría eludir la detención organizando una fuga planificada desde el mismo escenario desde donde se dirigió a los ciudadanos congregados. Y no lo hicieron porque se creyeron lo que Puigdemont había proclamado a diestro y siniestro, y es que pretendía asistir al pleno de investidura de Salvador Illa porque era su derecho como diputado electo. La Comisaría de Información cometió, pues, un error de apreciación –más allá de si fueron engañados por el entorno de Puigdemont– que les llevó al fracaso.

La paradoja en este caso es que es precisamente el conocimiento de la realidad catalana lo que les llevó a equivocarse. No quisieron efectuar la detención en un lugar concurrido ni provocar una situación que pudiera poner en peligro la seguridad de los miles de manifestantes que acudieron a apoyar a Puigdemont. Sin duda la Guardia Civil o la Policía Nacional no habrían actuado con tantos miramientos, pero los Mossos, siempre dispuestos a cuidar su imagen de policía democrática que siempre busca la proporcionalidad en sus actuaciones (como durante el 1-O), van querer guardar el máximo respeto institucional al expresidente ya las autoridades que le acompañaban. Pero esto no significa que sean una mala policía. El error fue más de tipo político que operativo.

Porque más allá de esta pifiada puntual, agravada por el hecho de que hay mossos que colaboraron en la huida, ahora más que nunca hay que poner en valor el hecho de que Catalunya cuente con una policía propia. ¿Alguien se imagina cómo habrían ido las cosas durante el Proceso con la Guardia Civil y la Policía Nacional? Lamentablemente, hay personas que desde el independentismo cargan contra los Mossos y parece que añoran esos tiempos. Incluso personas que vienen del espacio político que fue clave para crear el cuerpo, la antigua CiU. En el fondo, no hacen más que llevar hasta sus últimas consecuencias la idea lanzada por el entonces presidente Quim Torra cuando dijo que la Generalitat, es decir, el autogobierno, era un obstáculo para la liberación nacional de Catalunya. ¡Qué inmensa miopía! Es justo lo contrario: cuanto más autogobierno y más soberanía, mejor para los catalanes, siempre. Y más cerca del objetivo de la soberanía plena.

Y, en el caso concreto de los Mossos, basta con compararlos con sus homólogos españoles para comprobar que aquí hemos sabido construir un modelo diferente de policía, más empática, más democrática y más cercana al ciudadano. Por favor, no caigamos en la trampa. Los Mossos son un puntal del autogobierno catalán, y como tal debe defenderse.

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