Memoria histórica

Cristina Zalba, la masovera que se jugó la vida para refugiar a un maqui herido

El documental '508 dies' rescata del olvido el tesón de esta vecina de la Alta Garrotxa

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Cristina Zalba, en una imagen de joven. Cuando tenía 37 años, dos hijos y esperando un tercero, acogió a un maqui herido en su casa en la masía de La Sala, en Oix (Alta Garrotxa).

GeronaÉsta es la historia de una hazaña heroica con rostro femenino rescatada del olvido casi 80 años más tarde. Y que acaba de unir a dos familias que no sabían nada la una de la otra a 600 km de distancia. Todo empezó con una llamada, en plena pandemia, ya entrada la noche. Al otro lado del teléfono estaba la octogenaria Maria Sala, la hija pequeña de Cristina Zalba. Le preguntaban si conocía a un tal Antoni Figueras, un maqui que se había refugiado en la masía donde vivió de pequeña, La Sala de Oix, en la Alta Garrotxa, en 1945. María quedó desconcertada. Era el año de su nacimiento. No recordaba nada. "Déjame que lo consulte con mi hermano", dijo.

Quien llamaba era Josep Serra, investigador del Amical d'Antics Guerrillers de Catalunya, que buscaba información sobre el maqui Cisquet y los hechos de Puigvert, donde había muerto un guerrillero. Buscando documentos, se topó con un informe del archivo histórico del Partido Comunista Español (PCE) que relataba en primera persona, con la firma del maqui Antoni Figueras, una historia extraordinaria. Una vecina de Oix se había jugado la vida, tanto la de ella como la de toda la familia, para refugiarle herido de bala en una rodilla y con los pies congelados en plena posguerra, entre 1945 y 1946, durante 508 días. Era Cristina Zalba y empezaba así una investigación de dos años recogida en el documental 508 días, dirigido por Marc Planagumà y que se estrenará el 4 de noviembre en Olot.

'Teaser' del documental '508 días'

“Tía, Maria Sala, me llamó un día y me preguntó: «¿Tú sabías que en la masía había un maqui?» Yo respondí automáticamente que sí y ella quedó muy perpleja”. Sònia Sala, nieta de Cristina Zalba, poco sabía que era la única de la familia con una información primordial: a finales de la década de los años 80 su abuela le había contado, de forma fugaz, que en La Sala habían refugiado un maqui. “Sobre todo no lo cuentes porque pueden venir a buscarnos”, le advirtió entonces.

Atando cabezas llegó a la conclusión de que Antoni Figueras estaba en Crispín. Así le decían en la masía, recordaba a su tío. Cuando leyeron su informe para el PCE descubrieron una historia enterrada, pero que cuadraba con el carácter valiente de su abuela. “La historia es sorprendente, pero sabiendo cómo era Cristina no te sorprende –explica Sònia Sala en el ARA–. Era una mujer empoderada”.

Antoni Figueras llegó a La Sala gravemente herido el 13 de enero de 1945. Según la investigación, venía caminando desde el valle de Sant Iscle de Colltort, en Sant Feliu de Pallerols, en pleno invierno y habiendo nevado. Pidió ayuda a La Sala de Oix y, a pesar de la reticencia inicial del marido de Cristina Zalba, que había combatido en la Batalla del Ebro y acabado preso en el campo de Igualada, acabó permaneciendo allí refugiado hasta 508 días. “Había días que los guardias civiles, que hacían noche en La Sala, dormían justo debajo de donde él estaba –explica Planagumà–. El sentido común del 99% de las personas habría sido: «No te acojo, te delato o te dejo morir». Pero la ideología hizo que aguantara”, añade.

En el informe que hizo Antonio Figueras una vez en Francia ponía de relieve sobre todo el tesón de Zalba. “Prefiero ser la viuda de un héroe que la mujer de un cobarde”, escribía en su boca.

Un nombre simbólico para la hija

Sònia Sala y su hija, Iona Pujol –que ha hecho el trabajo de investigación de bachillerato–, de la mano de Amical y Marc Planagumà, han llevado a cabo una investigación que ha acabado desembocando al encontrar la familia de 'Antoni Figueras en Francia. Fue este verano, y cuando Sònia Sala lo recuerda todavía se emociona. “Uno de los nietos de Figueras nos decía: «Si no fuera por tu familia no estaríamos aquí»”. Él tiene 35 años y tiene una hija llamada Léa Cristina. Cristina porque su madre, hija de Antoni Figueras, se llama Maite Cristina. Con a al final y no e, como sería tradicional en Francia. Sabían que era un nombre importante para el abuelo. El de dos mujeres que le habían salvado su vida. Maite, enfermera, le hizo una transfusión vital después de un accidente. Pero desconocían el porqué de Cristina. Ahora la historia les ha reunido con Oix y la Alta Garrotxa, tierra de maquis.

Extracto del informe del maqui Antoni Figueras para el PCE sobre la estancia en La Sala d'Oix

Sra. Cristina Delos, su verdadero número Cristina Zalva Rodiz, de 37 años, natural de la Maternidad de Barcelona, durante nuestra guerra de independencia perteneció a la CNT. Mujer de gran valor, que posee un sentimiento humanitario y un corazón de gran madre, muy valiente y coraje como poseían nuestras gloriosas mujeres, como Agustina de Aragón, Aida Lafuente y Lina Odena y otras; ella ha hecho todo lo que ha estado a su alcance por salvarme la vida

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