En bolsa de Madrid aún recuerdan la auténtica locura que vivieron el 17 de noviembre de 1999. Era el día en que, por primera vez en la historia, una empresa de internet surgida en Europa daba el salto a un mercado bursátil. Se trataba de Terra, la flamante y ambiciosa filial tecnológica fundada en España por Telefónica tan sólo pocos meses atrás y que perseguía un sueño claro: convertirse en el portal de habla hispánica más visitado de todo el planeta, con servicios diversos.
“Hay 570 millones de personas invitándote a participar en Terra, un negocio con futuro que por fin llega a la bolsa”, explicaba entonces la empresa en una intensa campaña publicitaria difundida los días antes de la salida a los parqués. La expectación era máxima y, de hecho, las esperanzas de éxito que le habían augurado muchos analistas se cumplieron enseguida. Si Terra había salido a bolsa con un precio inicial de 11,81 euros, lograba cerrar su primera jornada con un espectacular aumento del 213,3%. Tres meses después daba el salto al Ibex.
"Fue espectacular", recuerda a Susana Domingo, profesora de estrategia y emprendeduría en la UPF y en la Barcelona School of Management. Terra había nacido en un momento en el que apenas internet empezaba a echar raíces en España y la fiebre por el oro cibernético estaba más presente que nunca. “Entonces, en España, del funcionamiento de los negocios vinculados al mundo digital todavía sabíamos poco -asegura Domingo-. Mirando en Estados Unidos, todo el mundo pensaba que si eras capaz de hacer una página web la podías vender y hacerte millonario”. De hecho, Juan Villalonga, presidente de Terra, había declarado en numerosas ocasiones que la irrupción de internet haría entrar en crisis el negocio de las compañías telefónicas y que, por tanto, invertir en proyectos como Terra era una necesidad.
Al principio, Tierra vivió una auténtica época dorada: crecía en bolsa, pero sobre todo ganaba músculo en todo el mundo a golpes de talonario. “Solo pensaban en crecer, crecer y crecer comprando empresas de todo el mundo a las que iban bien las cosas -recuerda Domingo-. Telefónica priorizó el crecimiento por encima de la rentabilidad, afrontando los primeros años con un modelo de negocio poco claro”, concluye. El momento más sonado llegó cuando Terra decidió comprar la tecnológica estadounidense Lycos por la astronómica cifra de 13.222 millones de euros. Suponía entrar en el mercado estadounidense por la puerta grande y convertirse en el portal más visitado del mundo en castellano.
Pero en Tierra, desde el primer momento le faltó un factor clave: especializarse. “Cuando nacieron, quisieron abrazar demasiados mercados y servicios distintos –asegura la experta–. Creían que estar diversificados les iba a favor, pero en realidad cuando empieza un negocio hay que saber focalizarlo muy bien”, sentencia. En 2005, tras el estallido de la burbuja tecnológica, las acciones de Terra tocaron fondo, y la empresa cerró la agonía para siempre en 2017.
La lección
“Un negocio debe nacer bien focalizado: siempre seremos a tiempo de escalarlo y replicarlo –asegura Susana Domingo, profesora de estrategia y emprendeduría de la UPF–. Y Terra nació en España: un país en el que aún no existía un ecosistema tecnológico potente para poder competir con los gigantes estadounidenses”.