¿A qué edad se tiene que retirar el chupete?
Atrasar su retirada puede provocar una mala oclusión dental
BarcelonaLos odontopediatras recomiendan retirar el chupete alrededor de los 2 años y a partir del año se aconseja que no lo lleven colgado para evitar que el niño lo tenga a mano y lo utilice a todas horas. "Cuanto mayores son, más se enganchan al chupete", indica la odontopediatra Ruth Mayné. "A partir del año o alrededor del año, el chupete tiene que ser para dormir y para pacificar, para cosas aisladas, como un ingreso hospitalario, una vacuna, un viaje en coche, dormir..." Mayné asegura, sin embargo, que se tiene que individualizar cada caso: "Si es un bebé prematuro extremo, con mucha inmadurez o que tiene alguna alteración, es más importante el tema conductual que la boca. Primero son los pacientes que los dientes".
Los odontopediatras recomiendan que no se use más allá de los tres años porque "el chupete lo que hace es que el paladar se haga más estrecho". "La boca crece hacia afuera y el chupete comprime", explica Mayné, que recomienda utilizar el chupete "cuantas menos horas mejor".
En cuanto al biberón, la odontopediatra pone el límite en los 18 meses. "A parte de la succión, también interviene la deglución. El cerebro está preparado para beber en vaso y la deglución es diferente que con el biberón". Con el biberón se altera la forma de tragar.
¿Qué consecuencias tiene el uso prolongado del chupete?
Las tetinas son negativas para la boca, dicen los odontopediatras. "No es una cosa que recomendemos, pero tampoco lo satanizamos porque sabemos que tiene ventajas: previene la muerte repentina en el lactante cuando es un niño alimentado con biberón o sirve para calmarlo cuando no está el padre o la madre", indica Mayné.
Una de las consecuencias de atrasar la retirada del chupete es una mala oclusión de los dientes. En un mordisco normal, los dientes superiores se asientan ligeramente por fuera de los dientes inferiores tanto en la parte delantera como posterior, y en los dos lados de la boca. La alteración más frecuente debida al chupete es lo que se denomina mordisco abierto, cuando queda un agujero entre los dientes superiores e inferiores. El chupete no permite que los dientes de arriba se toquen con los de abajo y cuando los niños intentan juntar los dientes, es cuando se ve un espacio o agujero entre los cuatro incisivos. Los chupetes también pueden acabar formando un paladar estrecho y, a veces, un mordisco cruzado posterior, cuando los dientes superiores muerden por dentro de los dientes inferiores. Estas dos alteraciones, sin embargo, también tienen un componente genético importante. Es decir, puede ser que un niño no haya utilizado ni chupete ni biberón y tenga mordisco cruzado.
La maloclusión puede provocar también dificultados para deglutir, problemas respiratorios o del habla. "Como no cierra los dientes por delante, la lengua se mete por el medio y muchos sonidos, como la s, no los puede pronunciar", especifica Ruth Mayné.
¿Se puede solucionar?
La retirada del chupete tiene efectos inmediatos. Según explica esta odontopediatra, antes de los tres años el mordisco abierto se puede corregir "espontáneamente". Es decir, el espacio entre los dientes superiores e inferiores se puede cerrar solo al cabo de unos meses. Como dice Mayné, "hasta la pubertad todo es más o menos corregible porque es un periodo de crecimiento y se pueden poner aparatos para modificarlo". Cuanto mayor sea el niño, el tratamiento para solucionarlo será "más agresivo".
Mayné también dice que es preferible la succión del chupete que la del dedo, puesto que este hábito es más difícil de quitar. Por eso, en el caso de bebés que se chupan el dedo gordo es recomendable sustituir este hábito por el chupete, que será más fácil de retirar.
Trucos para retirar el chupete
"Yo puedo dar algunos trucos, pero cada familia conoce a su hijo y sabe cuál es la mejor técnica", asegura la odontopediatra. Hacerle un agujero en la tetina que hará que el bebé lo rechace porque ya no le funcionará igual, dárselo a los Reyes de Oriente, a los gigantes o regalárselo a un primo que acaba de nacer o a otro bebé, hacer un ritual o ayudarse de un cuento son algunas de las herramientas más usadas para ayudar a un niño a dejar el hábito del chupete. Mayné añade, sin embargo, que cada intervención es individualizable y que los odontopediatras pueden ayudar en este o en otros hábitos.