Educación: la revuelta del pensamiento científico

EscoLab, del instituto en un laboratorio profesional
07/01/2025
2 min

El mundo educativo sigue desorientado. Los resultados no acompañan y las administraciones no lo logran. Cambian los gobiernos, sigue el malestar. La buena noticia es que existen síntomas de reacción, no en el sentido de involución, sino de movimiento de los protagonistas. Al menos esto es lo que ahora ha pasado con los docentes de ciencias, que han cogido el toro por los cuernos para denunciar el retroceso en horas de docencia y en conocimientos científicos entre los alumnos de ESO. Es importante que los colectivos directamente implicados se reivindiquen y marquen líneas de actuación. Lo mismo puede decirse con las experiencias de algunos centros, tanto públicos como concertados, de autoevaluación entre maestros y profesores. Dentro del Estado,Cataluña es de las comunidades con más maestros que nunca han sido evaluados (34%). De nuevo, la respuesta de los afectados en algunos casos ha sido realizar ellos el trabajo. Tomar la iniciativa tiene riesgos, pero siempre es mejor que permanecer inmóvil. Es importante hacerse preguntas y ponerse en marcha para buscar y reclamar soluciones.

Los docentes científicos han hecho lo que saben hacer: poner ciencia (datos objetivos, método) a la situación que viven. El resultado de su búsqueda es que los alumnos de ESO de Cataluña son los que menos horas dedican al estudio de ciencias de todo el Estado, según el informe elaborado por la plataforma Ciencias en Peligro, colectivo formado por un millar de docentes de materias científicas. Han analizado el tiempo semanal por curso que los centros catalanes dedican a estas asignaturas, así como las competencias alcanzadas por el alumnado, y han concluido que existen grandes diferencias respecto a otras comunidades autónomas. La Rioja está a la cabeza en horas semanales para materias obligatorias de ciencias (14 horas), a media mesa están País Vasco (11 horas) y Madrid (10 horas), y, en la cola, Cataluña (8 horas). Estos datos llegan poco después del anuncio de la conselleria de Educación que unificará en primero de bachillerato, a requerimiento del ministerio, cuatro materias de la modalidad de ciencias en dos: biología y geología y ciencias ambientales pasarán a ser una, y física y química otra.

La alarma, pues, parece justificada. Una alerta que se añade a la preocupación, que viene de lejos, de pérdida de peso de las humanidades (literatura, historia, filosofía) tanto en la ESO como en el bachillerato. Y aún podríamos añadirle las lagunas en las asignaturas base de matemáticas y lengua. Dada la autonomía de los centros, la amplia casuística existente y la diversidad de métodos, no resulta fácil comparar ni dilucidar en qué punto estamos exactamente a la hora de asentar conocimientos troncales entre los alumnos. Pero si todo el mundo tiene la sensación de que se hace corto en su ámbito, significa que algo no se está haciendo bien. Es necesario, por tanto, abordar la cuestión con datos, sentido común y valentía. Analizar bien dónde estamos y corregir desequilibrios. La revuelta de los docentes científicos es un nuevo aviso, uno más, de que no se puede descuidar sino agradecer.

stats