La estrategia de vacunación y el objetivo de llegar al covid-0

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Vacunación centro de día de Burjassot (l'Horta)

Este mes de febrero parece que está suponiendo un cambio importante en la evolución de la pandemia gracias al efecto de las restricciones que se han aplicado hasta ahora -que se alargan al menos una semana más- y sobre todo de la vacunación en las residencias. Como explicábamos ayer, los estudios empiezan a demostrar ya con cifras que ha supuesto la disminución de la mortalidad en estos centros del 30% o el 40% al 15% o el 10%, y que también ha disminuido notablemente las hospitalizaciones y, se espera, los contagios.

Son muy buenas noticias que hacen pensar que cuando finalmente, a partir sobre todo de esta semana, empiece la vacunación también de los mayores de 80 años que viven fuera de las residencias la cifra de muertos y enfermos graves vaya disminuyendo. El fiasco en la llegada de las vacunas previstas y el hecho de que España mantenga la prohibición de poner la vacuna de AstraZeneca a los mayores de 55 años están retardando demasiado este proceso. La estrategia española y catalana, en la línea de la mayoría de países de la Unión Europea, es muy garantista, sobre todo en comparación con el Reino Unido, y esto hace que las vacunas tarden más en llegar a las personas de más riesgo, que son las de más edad.

No es descartable que veamos cambios en el futuro si se demuestra que una sola dosis ya da suficiente inmunidad, como está haciendo el gobierno de Boris Johnson, que además no ha puesto límite de edad para la vacuna de AstraZeneca. A medida que se vayan publicando estudios serios sobre lo que esto ha supuesto en el Reino Unido es posible que se modifique la estrategia europea. De momento, con lógica prudencia y a partir de lo que han definido los expertos europeos, los sistemas de salud tienen que hacer sudokus para tratar de poner las vacunas disponibles a los grupos de población más vulnerables.

La vacunación se aceleró posiblemente a finales de primavera, cuando se prevé no solo que se activen otras vacunas pendientes de aprobación sino que también se hayan solucionado los problemas de fabricación de las que ya están en funcionamiento. El objetivo de tener a un 70% de la población vacunada a finales de verano, es decir, en septiembre, es un imperativo.

Hay que hacerlo porque las mutaciones del virus, el efecto de las cuales está poniendo en alerta a todos los sistemas de salud pública, pueden acabar saltándose las barreras inmunológicas de las vacunas y hacer que la pesadilla vuelva a empezar. Cuantos más contagios, cuanto más circule el virus, más posibilidad hay de nuevas mutaciones. De aquí los miedos y los llamamientos a no bajar la guardia.

Y es en este contexto que cada vez más se está hablando del covid -0. Si hasta ahora se nos había dicho que tendremos que aprender a convivir con este virus, hoy hay voces que apuestan por intentar erradicarlo, y algunos países europeos, como Alemania, lo empiezan a tener en su agenda. En estos momentos parece difícil, pero hay que trabajar para que sea posible dentro de unos meses, cuando haya una reducción de casos que permita realmente hacer un rastreo y aislamiento en condiciones. Sería importante que una parte de los recursos y las energías ya se destinaran a este objetivo.

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