Historia de Barcelona

¿Quién fuiste Fred Turner? El carismático boxeador catalán que cayó en el olvido

Un álbum aparecido en Barcelona muestra la trayectoria de este deportista e intérprete nacido en 1936

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Fred Turner en una imagen promocional.

Barcelona¿Quién fue Fred Turner? ¿O quizás habría que decirle Fredy Ripers? Seguramente pocos, muy pocos, sabrán a quienes me refiero. No es raro. Se llamaba Alfredo Alberola Serra, nació en Barcelona en 1936 y murió, joven, en 1991. En el olvido, sin fama, a pesar de haber sido uno de los más prolíficos representantes de un deporte también tan olvidado como es la lucha libre. Una disciplina que en nuestro país nunca hizo excesiva fortuna ni alcanzó la dimensión pública que tiene, por ejemplo, en Estados Unidos. Sin embargo, tuvo una intensa vida enterrada en circuitos recreativos y de exhibición y también los trascendió instalándose en algunos locales oficiales, pero sin alcanzar nunca la categoría de deporte de masas.

Fred Turner era el nombre artístico que Alberola utilizaba en el mundo del boxeo y Fredy Ripers el que escogió para su otra faceta, la de actor. Intervino, siempre encasillado en papeles de gorila, mafioso o trincherario, en filmes tan representativos de una época como el llamado cine quinqui barcelonés de finales de los años 70 y principios de los 80: Perros callejeros; Los últimos golpes del Torete; Yo, el Vaquilla... películas de la factoría de José Antonio de la Loma a las que hay que añadir también un clásico del cine catalán de la Transición como Alicia en España de las maravillas y una más que digna muestra de cine negro barcelonés de los 80 como es Crónica sentimental en rojo, adaptación de la novela de Francisco González Ledesma, galardonada con el premio Planeta.

Alfredo Alberola en una imagen como Fredy Ripers.

Un álbum desconocido

¿Por qué hablamos hoy? Pues porque, extrañamente, treinta y tres años después de su muerte, caen en mis manos los álbumes de fotografías que documentan su vida. Como suele ocurrir en estos casos, pocas respuestas y ninguna certeza. Seguramente quien los ha custodiado durante todos estos años o ha traspasado o se ha deshecho de ellos. Quizás un trastero que se ha vaciado o un piso que ha cambiado de manos. En ocasiones se puede investigar o documentar la procedencia de este tipo de materiales. En ese caso, muy complicado. Pues bien, el hallazgo permite varias cosas. En primer lugar, la más obvia, documentar la vida profesional y personal de Alfredo Alberola y certificar, gracias a la ayuda de Domingo el Trenas, experto en deportes de contacto y trabajador de varios gimnasios especializados entre finales de los años 70 y la década de los 80, que fue un nombre destacadísimo de la disciplina; sobresalió, de hecho, llegando a ser campeón de Europa.

El álbum con varias fotografías del deportista.

"Fredy era toda una institución, tenía mucha personalidad y carisma. La lucha era su vida y se entregó con todo el alma". Precisa también que tenía cierta facilidad para el show, la performance, requisitos importantes en un deporte como la lucha libre, muy marcado a menudo por la exageración, la puesta en escena, el dramatismo. Esto le encaminó también al mundo del cine, en el que supo mantenerse durante varios años. Siempre, reiteramos, en papeles similares y poco exigentes, reiterativos incluso, pero que también fundamentaron un extra dentro de su ya notable dosis de carisma.

En Barcelona también se boxeaba

Poder transitar por la vida de Fred Turner o Fredy Ripers –es interesante que tuviera la vista de personalizar sus dos facetas con dos nombres artísticos distintos– nos permite documentar también la existencia, hoy perdida, de una Barcelona pugilística. Sí, existió en la ciudad un circuito de locales que ofrecían el espectáculo de los deportes de contacto. A menudo eran gimnasios acondicionados, adaptados o tuneados con unas cuantas sillas de tijera para acoger público afín que llenara la velada y les proporcionara un sobresueldo para ver en acción a los luchadores que, más allá de entrenar cada día, se esforzaban por exhibirse también una poco. Había también locales profesionalizados al 100%. Tal y como recuerda Miquel Andreu en un fantástico reportaje en el semanario Somos Deportes, el rey era el histórico Price –en la esquina de Flordidablanca con Casanova– abierto entre 1934 y 1973 y considerado el templo del boxeo en Barcelona.

Carteles de lucha libre en los que participaba Fred Turner.

También la sala Iris y el casino la Aliança de Poblenou acogían a menudo exhibiciones de lucha libre, así como otros espacios polivalentes en los que tanto se podía disfrutar de carreras de perros, como de partidos de hockey como de exhibiciones pugilísticas. Es el caso del Canódromo Sol de Baix de les Corts y también, de vez en cuando, del Palacio de los Deportes de Montjuïc. La lucha libre, recuerda Miquel Andreu, era un deporte muy particular: "La lucha libre que se practicaba era la americana, consistía, básicamente, en intentar poner al contrincante de espaldas al suelo, en unaperformanceensalada con escenas más o menos teatralizadas, en las que solía estar el papel del luchador bueno y el del luchador malo, o elrudoy el estilista –en lenguaje de la época–, y un guión en el que el villano, a menudo enmascarado, se excedía con acciones no permitidas y el bueno se acababa imponiendo. Sobre estos espectáculos se cernía, a veces, la sombra del tongo, que participantes y organización negaban pero que la prensa de la época, de vez en cuando, ponía sobre la mesa".

Hoy en día, los espectáculos basados ​​en deportes de contacto en Barcelona son prácticamente testimoniales. Hay, eso sí, un interesante circuito de gimnasios que ofrece formación en este terreno. Vale la pena mencionar, por ejemplo, el Boxeo Gran Price de la calle de Aragó, que, como su propio nombre indica, rescata la memoria del histórico Price y le homenajea con fotos y elementos decorativos que recuerdan al local originario. Fred Turner, también hoy rescatado del olvido y la losa del pasado, estaría, seguro, contento.

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