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“De la gente que te trata bien cuando eres joven, siempre más te acuerdas”

Marina Rosell
Periodista i crítica de televisió
3 min
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Sólo he conversado una vez con Marina Rossell. Fue hace once años, de casualidad, en medio del alboroto de una fiesta de cumpleaños. Hablamos fugazmente de unos conocidos que teníamos en común. Hacía muchos años que no sabía nada y quería saber cómo estaban. Después de ese breve intercambio cordial, Marina soltó: "De la gente que te trata bien cuando eres joven, siempre más te acuerdas". Luego nos despedimos, pero la frase me la llevé bien adentro. Puede parecer una obviedad, pero tenía razón. Marina se refería al recuerdo como un espacio de trascendencia. Hablaba de las personas que te tratan bien cuando tú todavía no sabes quién eres ni quiénes quieres ser, cuando eres vulnerable, cuando no tienen la obligación de dedicarte la energía que pide la amabilidad y el tiempo pero que, sin embargo, lo hacen. Si alguien tiene la sensibilidad de concederte algo de importancia y ternura cuando ni tú mismo crees merecerla, esa persona acaba ocupando un lugar especial en la memoria.

Ahora, Albert Om acaba de publicar No haré otro libro (Universo), un retrato íntimo de la Marina Rossell. Leyéndolo, te das cuenta de que esta habilidad de la cantante para ofrecer este tipo de aforismos, esas frases que expresan un pensamiento complejo de una forma bonita y sencilla, es un don que tiene Marina más allá del de cantar. Son pequeñas sacudidas que suelta sin intención de ser trascendente. Quizá sea una virtud de esa hipersensibilidad de la que habla la cantante, que pese al sufrimiento extra que genera quizás también le permite tener una intuición que supera a la de los demás. El ejercicio realizado por el periodista para trasladar el talante, la vida y las reflexiones de la Marina Rossell es magnífico. Porque mientras vas leyendo es como si escucharas la voz, como si la oyeses hablar. Tiene un tono genuino que hace que no se parezca a las demás memorias. Conserva intacto un sentido del humor hecho desde la carencia de intención, pero que tiene una eficacia insólita. A medio camino entre el pensamiento distraído y el esfuerzo por poner las cosas en su sitio, este retrato se teje con agilidad y con una sonrisa. Es intenso, pero también delicado. Es un repaso general, pero sabe encontrar la esencia. Es personal pero no es egocéntrico. Habla de ella, pero también de otra gente. Es atrevido, pero no es arrogante. Es íntimo, pero tiene una mirada en nuestro tiempo. Demuestra compromiso, pero no es petulante. Es ligero, pero no superficial. Es sincero, pero no hurga. Es musical, pero no es un catálogo.

Marina es agradecida con la vida y transmite optimismo. Habla de las maneras de afrontar las dificultades, de estar en paz con una misma, de encontrar la serenidad aunque no sea fácil, de elegir tu camino y de escoger con quien quieres recorrerlo, de las etapas de la vida y de la capacidad de afrontar los cambios. Habla del éxito, de amar, de la bondad, de los amigos y de los amores.

Marina Rossell recuerda una teoría de Maria Aurèlia Capmany que decía que "en Catalunya hay mucha gente que habla y no quiere que se la entienda". Marina habla y se le entiende. No haré otro libro permite descubrir a la cantante más allá del personaje que hemos visto en el escenario, pero a medida que avances te resulta tan familiar que es como si ya la conocieras.

No acabas de ver si el mérito de condensar toda una vida en poco más de doscientas páginas es de Albert Om o de Marina Rossell, pero a lo largo de la lectura te los vas encontrando a ambos. La meticulosidad de uno y la clarividencia de la otra. La sinceridad de ella y la verdad que pone Albert. Una es la melodía y la otra el compás de fondo. Comparten cierta pillería y en el relato intentan mantener el equilibrio entre la relevancia de recorrer toda una trayectoria y el arte de pasárselo bien en la vida.

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