Futbol

Un gran día para recordar que en el fútbol, como en el amor, todo es empezar

Las renovadas España e Italia luchan por una plaza en la final de la Eurocopa

Pedri, a la izquierda de la imagen, haciendo broma con Azpilicueta en un entrenamiento de España
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BarcelonaEl destino ha querido que las selecciones de España e Italia se enfrenten este martes por la noche en el estadio de Wembley (21 h, Telecinco), en las semifinales de la Eurocopa, el día después de la muerte de Raffaella Carrà, una actriz y cantante de éxito asociado sobre todo a la gente de su país (nació en Bolonia hace 78 años) y también al público español, que la conoció al final del franquismo y todavía hoy vibra con sus estribillos. Sin duda, una de las más conocidas es A far l'amore comincia tu, un canto al atrevimiento: en el amor todo es empezar. Llevado al fútbol, el mensaje de esta canción universal cuadra con el estilo de juego que las selecciones italiana y española han puesto en práctica durante el torneo continental.

Tanto el combinado azzurro como la roja han apostado por el fútbol alegre, por dominar las situaciones a través de la pelota, por ocupar las bandas con fundamento y, en definitiva, buscar más el área rival que mirar atrás para proteger la propia. Los dos equipos, además, buscan la gloria en pleno relevo generacional, liderados por dos entrenadores con plan y personalidad. Por un lado, Roberto Mancini, que está sorprendiendo a todo el mundo con su primera propuesta netamente ofensiva después de 20 años en los banquillos. Y, por el otro, Luis Enrique Martínez, un técnico terco que quiere culminar su primera gran obra como seleccionador a despecho de un entorno madridista que no le perdona que haya excluido a Sergio Ramos de su lista de escogidos. 

Porque, pase lo que pase hoy en Londres, el preparador asturiano ya habrá ganado solo por el hecho de colocar a España en las semifinales de una gran cita por primera vez en nueve años, que es el tiempo que hace del último campeonato conseguido por la generación dorada que dirigieron Luis Aragonés y Vicente del Bosque. A pesar de no tener a grandes estrellas, Luis Enrique ha construido un equipo capaz de todo con Sergio Busquets y Jordi Alba como únicos representantes de los éxitos pretéritos. Su selección es la que presiona más arriba de toda la Eurocopa, la que más posesión de la pelota tiene (un 67% de media), la que más chuta a portería y la que más marca (12 goles en total). A cambio, sin embargo, acusa cierta debilidad defensiva: ha encajado cinco goles.

La rejuvenecida España tendrá delante a una Italia que también ha bajado la media de edad de sus futbolistas. A excepción de la veterana pareja de centrales que integran Leonardo Bonucci (34) y Giorgio Chiellini (36), el resto de líneas de los azzurri respiran nuevos tiempos al compás de valores emergentes como el sard Nicolò Barella (24); Federico Chiesa (23), héroe en los octavos de final contra Austria; Manuel Locatelli (23), autor de dos goles en la fase de grupos, o Gigi Donnarumma (22), heredero del mítico Gigi Buffon y portero del PSG para los próximos años. Mancini dirige una hornada que ha ganado todos los partidos que ha jugado en esta Eurocopa y que acumula 32 duelos sin perder y 13 victorias consecutivas. Después de tocar fondo con la no-clasificación para el Mundial de Rusia, los italianos quieren recuperar el prestigio perdido con un 4-3-3 asimétrico que les ha permitido ser de los conjuntos más propositivos de toda la Eurocopa. Solo la España de Luis Enrique chuta y marca más que la Italia de Mancini.              

La barrera de los cuartos

En la comparecencia previa al partido, el preparador de la roja, que no podrá contar con Pablo Sarabia por lesión, puso de relieve que sus hombres estén en una semifinal: “Siento una inmensa felicidad y confianza después de que hayan conseguido merecidamente una cosa que yo nunca logré como jugador profesional”. Un hito que para España, en una Eurocopa, siempre ha significado una final posterior. Cuatro precedentes avalan la estadística (1964, 1984, 2008 y 2012). 

Por su parte, Mancini, que tendrá la baja de Spinazzola, se esforzó por rebajar la euforia y no compró mucho las comparaciones con el combinado español: “Somos Italia y tenemos nuestro propio estilo. No nos podemos convertir en España así como así. Ellos tienen un estilo definido y nosotros somos Italia”. Wembley será testigo de una lucha entre dos selecciones con iniciativa y ganas de arrancar un ciclo ganador. Dos equipos que quieren explotar todo su potencial igual que Carrà cantaba que su corazón explotaba de amor.

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