Homenotes y danzas

El hombre que logró que España revocara el decreto de expulsión de los judíos de 1492

Max Mazin (1923-2012), empresario hotelero y promotor, hizo carrera en España después de unos orígenes marcados por la persecución antisemita

Max Mazin
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Es el 3 de marzo de 1980. Las ocho y media de la mañana. El abogado Adolfo Cotelo Villarreal conduce por las calles de Madrid su Seat 131 acompañado de sus hijas pequeñas en dirección a la escuela donde estudian. El coche se detiene ante un semáforo rojo en la confluencia de las calles Eduardo Dato y Rubén Darío, momento en el que un chico vestido con gabardina se acerca al vehículo y dispara una ráfaga con una metralleta. El abogado cae sobre el volante rodeado de un gran charco de sangre. Pocas horas después es detenido el terrorista palestino Said Ali Salman, miembro del grupo Frente Palestino de Abu Nidal, una escisión de Al Fatá.

El abogado Cotelo era director de los estudios de doblaje EXA, era cuñado del ex ministro de Agricultura Virgilio Oñate e igualmente cuñado del director general de la Cadena SER Eugenio Fontán. ¿Pero cuál era la relación de Cotelo con el conflicto árabe-israelí? Pues ninguna, porque su asesinato fue producto de una confusión trágica. El verdadero objetivo del terrorista era un vecino de Cotelo, el empresario judío Max Mazin.

Nacido en una ciudad polaca que años después pasó a formar parte de la Unión Soviética y que en la actualidad es territorio de Bielorrusia, Mazin llegó a España en 1950, después de un largo periplo. Primero sufrió la expropiación del negocio familiar por las autoridades soviéticas, más tarde la entrada de los nazis le obligó a huir hacia Siberia, donde permaneció hasta el final de la guerra, con la mayor parte de la familia muerta durante la persecución nazi. Después de unos meses afincado en Polonia, y frente al antisemitismo creciente de las autoridades comunistas, huyó a Europa Occidental, primero a un campo de refugiados alemanes y después a Bélgica, donde fue encarcelado. Liberado de la cárcel, empezó una carrera fulgurante en el mundo de los negocios, donde el primer paso fue el de vendedor ambulante.

Cinco años después, en 1950, durante uno de sus viajes comerciales puso sus pies en España y quedó deslumbrado. Decidió establecerse en Madrid, aunque no conocía a nadie y ni siquiera hablaba castellano. Sólo dos años después ya fue nombrado vicepresidente de la comunidad judía del Estado, en lo que sería el primer paso de una ingente labor de reconstrucción del judaísmo local, sin presencia en la vida pública desde tiempos de los Reyes Católicos. De hecho, gracias a sus esfuerzos consiguió que España revocara oficialmente el decreto de expulsión del 31 de marzo de 1492. También levantó, en 1968, la primera sinagoga en España. Con el apoyo de Alberto Levy, líder de la comunidad judía de Catalunya, logró organizar a los judíos de toda España.

En paralelo a estas actividades de carácter cívico y religioso, construyó una sólida trayectoria empresarial, que empezó por el mundo inmobiliario y hotelero. Fue promotor y accionista de compañías como Renta Inmobiliaria, Inmuebles en Renta (una firma con sede en el paseo de Gràcia que ofrecía invertir en el mercado inmobiliario a pequeños inversores y cuyo presidente era Joaquim Viola Sauret, que sería alcalde de Barcelona), Ahorro Familiar (un esquema de ahorro inmobiliario similar al anterior) y la cadena hotelera Tryp (Torres Renta y Persépolis), que fundó conjuntamente con Juan de Arespacochaga y de Felipe, que más tarde sería alcalde de Madrid. En la actualidad Tryp es una marca de la multinacional Wyndham, mientras que los hoteles terminaron en manos de la cadena Meliá. También estuvo vinculado a las empresas Iberia Mart (edificios de oficinas) y Servisa. En la década de los noventa, Mazin representó los intereses en España de el inversor en materias primas Marc Rich, de quien hablamos en marzo del 2022. Como representante de las organizaciones empresariales de Madrid, contribuyó a fundar la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que nació en 1977.

En medio de esa frenética actividad empresarial, también hubo espacio para los daños colaterales por su militancia judía. Abríamos este escrito con un atentado del que él era el objetivo, pero siete años antes ya había existido un plan urdido por la organización palestina Septiembre Negro para secuestrarlo. La trama fue descubierta a tiempo.

A lo largo de su vida recibió un gran número de distinciones, entre las que cabe destacar la Orden del Mérito Civil (1999), a petición de la comunidad judía; la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil (2005), y la Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo. En el obituario de la comunidad israelí definían la trayectoria vital de Mazin como “una vida de leyenda”.

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