El lunes, el ejército israelí convocó a la prensa extranjera en la base de las Fuerzas de Defensa de Israel. Quería enseñar parte del material gráfico que habían recogido de la masacre de Hamás el 7 de octubre. Emitieron una selección de 44 minutos, en una sesión a puerta cerrada para sólo cien periodistas. Era un montaje terrible de secuencias provenientes de la propaganda visual de Hamás, las cámaras captadas por los equipos de rescate israelíes, las cámaras de las víctimas y sus coches. El ejército israelí sólo cedió un minuto a la prensa a modo de ejemplo, sin que fueran las más graves y sin exponer a las víctimas. Una estrategia que evidencia esta lucha paralela por el relato y por intentar resarcirse del descrédito moral por el acoso de los civiles de Gaza. Por lo que explican los corresponsales que asistieron a la proyección, algunos periodistas tuvieron que irse horrorizados de la sala ante las barbaridades que se vieron, que iban más allá de lo imaginable. La inhumanidad y la crueldad son tan feroces que la inmensa mayoría de medios se han limitado a narrar la proyección aclarando que las imágenes eran tan salvajes que no podían emitirse en ningún caso.
En TV3, Xesco Reverter explicaba que las grabaciones no se podían enseñar más allá de una escena captada por la cámara de un vehículo que fue atacado mientras circulaba. De hecho, ésta fue la única escena que los medios se atrevieron a incluir para transmitir una idea de la crueldad de la masacre. En Antena 3, Vicente Vallés se limitó a decir que "las imágenes son tan duras que, por supuesto, no las emitiremos". En el Telediario de La 1 y en Telecinco ni las mencionaron.
En La Sexta, en cambio, el presentador Rodrigo Blázquez, sin prevenir a la audiencia, anunciaba: “Nuevas imágenes de la masacre de Hamás grabadas por las propias cámaras de seguridad, o las cámaras de los propios terroristas. Hemos elegido los planos menos atroces. Que bastante sueño... Hemos tapado las imágenes más duras... pero aún así pueden hacerse una idea. Cuarenta y cuatro minutos de terror”. Y lo que nos enseñaron en pantalla era una barbaridad. A pesar de un ligero difuminado, se podía adivinar fácilmente lo que ocurría allí, incluida una decapitación con azada. Y entonces, añadió: “Esto es demasiado. Esto lo quitamos. Lo siento por esas imágenes. Hemos tenido algún problema”. Las retiraron. La Sexta atribuyó a un error la emisión de esas imágenes. Pero pareció que fingían el resbalón. Integraban parte del vídeo sobre la noticia y las habían desenfocado levemente. Pero, de hecho, ya las habían emitido. Luego, Blázquez preguntaba a la corresponsal que había asistido a la proyección: “¿Qué es lo pitjor que has visto?” La batalla de las imágenes no es sólo entre Israel y Hamás. Siempre hay quien procura ir un poco más allá que los demás, enseñar un poco más, con la posterior estrategia de disculparse por el error.