GERARD MARTÍNEZ MINGUELL
26/06/2024
2 min

¿Con quién se acuestan nuestros políticos? ¿Cuáles son los hoteles más reservados para celebrar anónimo sus infidelidades? ¿Es el matrimonio de ese famoso presentador una farsa para encubrir otras tendencias sexuales? ¿Y cómo es en la intimidad aquella actriz leridana que protagoniza una popular película dirigida al público adolescente? Son cuestiones que sólo podríamos responder si ejerciéramos ese tipo de prensa, rosa o amarilla, que se encarga de sacar a la luz los trapos sucios de las celebridades para el disfrute personal de sus morbosos consumidores. En Lleida todavía no existe este tipo de periodismo, al menos oficialmente, pero hacer lavadero forma parte del nuestro modus vivendi. ¿Quién podría resistirse a hojear una revista del corazón a la leridana?

Un veterano periodista de Lleida me proponía no hace muchos meses que engendáramos un diario de tonalidad rosácea, de los que quitan los colores a los que escriben las noticias, a los que las leen y, sobre todo, a los que las protagonizan. De hecho, el empresario leridano Xavier Massana ya había ideado tiempo atrás una publicación de esa índole, de nombre La manzana, pero el invento no acabó de cuajar entre la tradicional sociedad leridana y su también tradicional tejido empresarial.

El periodismo rosa tiene muy mala prensa, una paradójica redundancia bastante bien encontrada que me sirve para continuar una disertación poco filosófica y menos científica sobre la necesidad de que los leridanos podamos disfrutar, por fin, de una revista propia del corazón. Por un lado, normalizaríamos una de las ciudades menos normales de Cataluña, y por otra nutriríamos de oportunidades laborales dignas a los sufridos periodistas sin trabajo o, peor aún, con trabajo. Y es que la prensa rosa (o amarilla) está mal vista a la vez que bien leída, lo que nos permite presagiar un rotundo éxito de la publicación en cuestión. Además, ¿qué periodista de Lleida no abandonaría su actual oficio de mera correa de transmisión del poder político municipal y/o comarcal a cambio de difundir un tipo de información que, como mínimo, hace más feliz a la gente que la lee?

Sinceramente, entre comprar un diario para comprobar cómo los de siempre se nos follan cada día y leer a quien se follan cada noche, yo tengo muy claro con qué me quedo. ¿Quién se apunta a lavadero?

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