Homenotes y danzas

El líder mundial del algodón que puso Ricarda en el mapa

Eusebi Bertrand, uno de los grandes burgueses del siglo XX, fundó un holding muy diversificado

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Eusebi Bertrand Serra

Este verano uno de los temas que han llenado más páginas de periódicos y minutos de radio y televisión ha sido la futura ampliación del aeropuerto de El Prat, que ha provocado de forma inmediata -como es habitual en este país- la aparición de dos trincheras confrontadas desde las que los contendientes se echaban los platos por la cabeza. Uno de los motivos del conflicto es que, al parecer, la citada ampliación pasa por borrar del mapa un lugar paradisíaco ubicado cerca de la desembocadura del Llobregat, conocido como la finca de la Ricarda. De este espacio se ha hablado mucho durante varias semanas, pero son pocos los medios que han profundizado explicando las características de la principal casa del paraje, conocida como Casa Gomis. Consiste en una edificación singular de formas onduladas que el arquitecto Antoni Bonet Castellana -miembro del GATCPAC- supo integrar de forma excepcional en el entorno que le rodea. Los propietarios son desde el inicio -la vivienda se inauguró en 1963- la familia Gomis Bertrand, y es aquí donde encontramos un apellido que nos resuena con fuerza.

Nacido en el seno de una familia de fabricantes, Eusebi Bertrand llegó a ser en la década de los treinta uno de los empresarios del algodón más importantes del mundo. De hecho, según el experto en la burguesía Francesc Cabana, en 1935 la International Federation of Master Cotton Spinners, que es la actual Federación Internacional de Manufactura Textil, le otorgó el título de líder mundial de producción de algodón. que nos da una idea clara de la potencia de su grupo industrial. El núcleo del negocio lo tenía ubicado en Manresa, sede de sus fábricas de mayor volumen.

Al terminar la Guerra Civil tuvo algunos problemas con las nuevas autoridades, que le denunciaron doblemente, una vez por cuestiones técnicas del sector algodonero y otro por una supuesta desafección al régimen. Después de unos años de incertidumbre, fue absuelto de esa última causa. Tuvo una estrecha relación con otro gran personaje del sector, el sabadellense Ferran Casablancas, inventor de un sistema de gran estiraje que simplificaba en buena medida el proceso de hilatura. La apuesta de Bertrand por esta innovación fue clave para el futuro del invento y, de paso, desembocó en que el propio Bertrand acabaría presidiendo el grupo empresarial del sabadellense. Otra firma que presidió fue Catalana de Gas (ahora Naturgy), donde ocupó el cargo hasta su muerte, momento en el que fue sustituido por su hijo Manuel Bertrand Mata, que también lo ocuparía de forma vitalicia hasta enlazar con la era Duran Farell.

Propio de los grandes empresarios de la época, él también metió un pie en la política, a través de la implicación en la fundación de la Liga Regionalista y más tarde como candidato integrado en la candidatura conjunta de Solidaridad Catalana en las históricas elecciones de 1907. Una de las gestiones como diputado fue impulsar la construcción de la carretera del collado de Toses para unir la Cerdanya con la parte sur del Pirineo.

Como buen burgués de la época, fue muy aficionado al motor, hasta el punto de ser uno de los fundadores del actual RACC, aparte de participar en numerosas competiciones de velocidad. El Gran Teatro del Liceo, uno de los templos de la burguesía, tampoco quedó fuera de su radar, porque fue presidente de su junta directiva. Las generaciones siguientes mantuvieron el amor por la música, y fueron precisamente sus hijos quienes financiaron la carrera de una joven promesa del bel canto llamada Montserrat Caballé.

Diez años después de su muerte, el grupo empresarial de la familia estaba del todo consolidado y se había extendido a ámbitos más allá del textil, hasta el punto de que lo formaban las firmas algodoneras iniciales, más una concesionaria en el sur de España (Textiles Reunidas) y una empresa comprada en la familia Güell (Colonia Güell, SA), además de una sociedad de bienes raíces (Ebys, SA), una financiera (Agrourbana Financiera, SA), una química (Fagesco, SA), una compañía de transportes (Jorge Juan, SA) y una patrimonial (Barcelonesa de Inversiones Mobiliarias, SA).

Por cierto, el tema con el que abríamos este artículo, la ampliación del aeropuerto, también ha seguido una tradición local: quedar en nada después de hablar mucho.

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