Hace unos días, pasé por la librería La Imposible de Barcelona para felicitar a Olga Federico ya Mireia Perelló: ¡hacían diez años! Nos conocemos desde que abrieron, porque entonces les hicimos un reportaje en el programa donde yo trabajaba, el Vía libro. De hecho, hacía pocos meses que me había incorporado, así que pensé que yo también celebro diez años en el mundo de los libros.
No tenía previsto dedicarme: entre otras cosas, porque me parecía que no sabía lo suficiente. Cuando me cogieron para el Vía Libro pensé que se equivocaban. Sólo era capaz de ver todo lo que no había leído, tenía la sensación de no saber nada. Por suerte, una amiga me dijo: "¿Y si en lugar de pensar en todo lo que no has leído piensas en lo que sí leíste?" No estaba mal visto, y si tengo algo claro después de tantos años es que es imposible haberlo leído todo. Esto me ha agobiado muchas veces, pero he aprendido a tomármelo de otra manera. (¡Aunque el miedo a ser en directo y tener que comentar la muerte de un autor de referencia que aún no he leído me persigue!) Antes de dedicarme fui espectadora fiel de los programas de libros de TV3 y Betevé , y los que más me gustaban eran los que me hacían sentir incluida. No me gusta el elitismo literario, y procuro no practicarlo: no me parece una buena invitación a la lectura.
Cuando me abrí el perfil, en mi biografía de X escribí "Leo y hago entrevistas. Tengo el mejor trabajo del mundo". Esta sensación todavía me acompaña mucho, pero también he estado tentada a cambiar la descripción muchas veces. Este trabajo fabuloso debe convivir con la precarización del sector: en estos diez años he tenido la sensación de que mis compañeros y yo nos hemos ido encogiendo, porque cada vez hay menos espacio para los libros en los medios convencionales (suerte tenemos de los podcasts, ¡benditos sean!). Al principio decía, bromeando, que hablaría más deprisa para poder decir más cosas en el tiempo que nos dan: empieza a no ser una broma. Una lástima, porque a mí me parece que necesitamos la literatura más que nunca.
Ahora entiendo mucho mejor a los periodistas que, cuando empecé, me decían: "Ah, pero ¿te lees los libros?" Yo respondía, escandalizada, que sí, ¡claro! Sabiendo lo que se cobra y la forma en que hacen trabajar, ya no me escandalizo. Yo soy una privilegiada, en tanto que hago un programa para TV3 (15 capítulos anuales, tampoco nos flipamos), pero cada año padezco por su continuidad. Ser autónoma de la cultura no es fácil. Hay gente que cree que quieres tanto tu trabajo que trabajarás las horas que haga falta aunque no te las paguen. Tienes que presentar veinticuatro papeles y hacer el puente para cobrar algunas facturas, y aprendes deprisa que conciliar rima con "ha-ha-ha". Me gustaría que esto cambiara, al igual que me gustaría que las que vienen detrás de mí ya no tengan la sensación de que su trabajo cuenta menos por el hecho de ser mujeres. muy agradecida por poder dedicarme a este trabajo. Por eso quería escribir este artículo (no volveré a hablar de mí de esta manera hasta dentro de diez años, ¡lo prometo!). Soy feliz trabajando en el sector: he estado en equipos fantásticos, leo mucho, aprendo cosas cada día, conozco a gente muy interesante y he hecho muy buenos amigos. Gracias a todo el mundo que lo hace posible, también a los que siguen de alguna manera lo que hago: no sabéis que importantes sois. Bien mirado, quizás sí que tengo el mejor trabajo del mundo.-_BK_COD_