'EPIC FAILS'

A nadie le interesaban los documentales del IMAX

Marc Amat
3 min
A nadie le interesaban Los documentales del IMAX “El IMAX Port Vell tenía un problema: no era un negocio escalable -asegura Xavier Ferràs, profesor de Esade-. Tenía un alto coste en todos los sentidos y, el espectador, una vez que había ido, ya no tenía incentivos para volver”, explica. Para el experto, la industria de los contenidos está cambiando rápidamente, y el IMAX no supo adaptarse. Demasiado quién enim. Donec pede justo, fringilla velo, aliquito nec, Vulputate eget, arcu. In enim justo, rhoncus ut, imperdiet a, venenatis vitae, justo. Nullam dictum felis eu pede mollis pre Tium. Integer tincidunte. Cra S dapibus. Vivamus elementum semper nisis. Aenean vulputado y eleifend tellus. Aenean leo ligula,

En verano de 1992 las calles de Sevilla iban más llenas que nunca. La Exposición Universal había atraído a la capital andaluza a millones de personas venidas de todo el mundo, y los pabellones feriales echaban humo. De todos ellos, había uno que acaparaba todas las miradas: el de Canadá. Sus responsables habían decidido construir, por primera vez en España, un espectacular cine equipado con el sistema Òmnimax, diseñado por la canadiense IMAX, y que permitía proyectar films en una pantalla esférica gigantesca. La prensa iba llena, y Juan José Castelló, un empresario que estaba de visita, no quiso perdérselo.

“Descubrí una tecnología llamada a ser el futuro del cine”, recuerda al ARA más de 25 años después. “IMAX había diseñado un sistema que repensaba el cine como un gran espectáculo, con una imagen de altísima definición que desbordaba los límites de la visión de un ojo humano y un sistema de sonido bestial”, explica. Y decidió exportar la idea a la capital catalana. El 23 de febrero de 1994, tan sólo dos años más tarde y ante cerca de 3.000 invitados, inauguraba el mítico IMAX Port Vell.

“Los primeros años fue un éxito rotundo -recuerda Castelló-. La gente no venía a ver los documentales que programábamos, sino que quería vivir una experiencia única”, asegura. Durante el primer año de vida pasaron 900.000 espectadores, pero pronto el efecto novedad empezó a desaparecer, y más con la llegada de la digitalización. Todo se complicó mucho. “Las películas comerciales para IMAX eran muy difíciles de encontrar, y cuando se producían las distribuidoras nos pedían que les pagáramos un 60% de la recaudación de la taquilla, como en el caso de las copias digitales”, rememora al empresario. “Pero en IMAX cada copia era carísima y todo eran inconvenientes: pesaban 200 kilos, valían 50.000 dólares, se producían cuando las multisalas ya hacía tiempo que las proyectaban, gastaban más energía, necesitábamos más personal...”, remacha.

La llegada de la tecnología 3-D a las salas comerciales supuso la estocada final. En el 2013 sólo pasaron 130.000 espectadores, y en 2014, el IMAX Port Vell decidió lanzar la toalla. "IMAX nos engañó", asegura Castelló. Según el empresario, en el 2012 la compañía canadiense les prometió el lanzamiento de un sistema digital para cines gigantescos que nunca se hizo realidad. “Nos les creímos y aguantamos dos años abiertos, pese a las pérdidas. Fue un error”, lamenta.

Para Xavier Ferràs, profesor de Esade experto en innovación, éste fue un caso de “pioneros prematuros”. Los responsables del IMAX Port Vell no supieron anticiparse al gran cambio que estaba a punto de trastocarlo todo: la llegada de la digitalización, explica Ferràs. "Francamente, no se podía prever, entonces", concluye. Hoy en día, el edificio del IMAX Port Vell sigue vacío. Pero en 2016 Castellón admitió a El País que se planteaba reabrir el cine apostando por la nueva tecnología 8K. La propuesta terminó en nada. Por suerte. "Hoy en día esto ya no impresiona a nadie", advierte Ferràs.

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La lección

“El IMAX Port Vell tenía un problema: no era un negocio escalable -asegura Xavier Ferràs, profesor de Esade-. Tenía un alto coste en todos los sentidos y, el espectador, una vez que había ido, ya no tenía incentivos para volver”, explica. Para el experto, la industria de los contenidos está cambiando rápidamente, y el IMAX no supo adaptarse.

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