"Al final, empezaremos Nadal cuando nos hayamos acabado de comer los panellets y las castañas". Es una frase que escuchamos a menudo desde hace ya unos años y que cada vez está más cerca de la realidad. Cuando era pequeño, en los años ochenta, el ambiente navideño llegaba apenas una o máximo dos semanas antes del 25 de diciembre. Este año 2024, las luces de Navidad las encendíamos en Tarragona y Reus el pasado jueves de noviembre en medio de la orgía consumista del Black Friday, precedida de una matraca publicitaria que arranca poco después de Todos los Santos. Lo que decía en la primera frase del artículo.
El Ayuntamiento de Tarragona ha programado más de 200 actividades para estas Navidades. Hay mucho que elegir y remover, con los niños como eje principal. Tió, Papá Noel y Reyes Magos llenarán de regalos a nuestros niños de forma cada vez más irregular. Algunos quedarán colgados de juguetes y en otros casos sus padres y madres sufrirán para poder satisfacer sus deseos. La razón es que la sociedad es cada vez más desigual.
Navidad no gusta a todo el mundo. Algunos no pueden ver ni en pintura estas semanas en las que la felicidad y los buenos deseos parecen obligatorios. Otros han perdido seres queridos en los últimos meses y estas ausencias se convierten en más tristes en estas fechas en las que los rituales familiares están muy fijados, con encuentros familiares multitudinarios y comidas que se alargan y alargan.
Estamos inmersos en la verdadera Fiesta Mayor de Invierno y ninguna ciudad ni pueblo se escapa. Más aún: compiten a menudo hasta el ridículo a ver quién lo tiene más largo –el árbol de Navidad– o las calles más inundadas de luces de Navidad. Y a veces evitando símbolos cristianos, olvidando nuestras raíces y tradiciones tan entrañables como los Pastorets o los belenes vivientes. No es sólo religión, sino cultura. Y es que Navidad es cada vez más poliédrico y más consumista. Quizá por eso hay más Grinchs, personas que recuerdan a ese personaje que odia la Navidad, interpretado en el cine por Jim Carrey. Pura acción-reacción. A pesar de todo, feliz Navidad a todos, ¡su Navidad!