Un nuevo Código de Accesibilidad para acabar con las barreras físicas, sensoriales y cognitivas
El Colegio de Arquitectos de Cataluña dedica una jornada a este reglamento, que quiere hacer frente al reto del envejecimiento de la población e incidir en la calidad de vida de las personas con discapacidad o con dificultades de interacción con el entorno.
El Código de Accesibilidad de Cataluña supone un salto cualitativo y cuantitativo muy relevante con respecto a la normativa existente en esta materia. Va más allá de las barreras arquitectónicas, e incorpora aspectos como la accesibilidad comunicativa y cognitiva de los productos y servicios o actividades culturales, deportivas y de ocio. El nuevo reglamento quiere dar respuesta al reto demográfico del envejecimiento, así como incidir en la calidad de vida de las personas con discapacidad o con dificultades de interacción con el entorno, para garantizar el ejercicio de sus derechos y evitar las desigualdades.
Se trata de una normativa esmerada y ambiciosa, que pretende situar a Cataluña como país líder en accesibilidad universal. En este sentido, el nuevo código establece condiciones, requisitos y soluciones, para que cualquier persona pueda realizar las actividades de la vida diaria de la forma más autónoma posible.
Con motivo de la entrada en vigor del reglamento el pasado 4 de marzo, el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) organizó la semana pasada una jornada para presentar las novedades más relevantes. Participaron el consejero de Derechos Sociales, Carles Campuzano; la presidenta del COAC en la demarcación de Barcelona, Sandra Bestraten, y el secretario general de Derechos Sociales, Oriol Amorós, quien detalló los ejes y novedades más importantes del Código. El acto también contó con la actuación musical de la Asociación Riborquestra y un monólogo sobre la accesibilidad a cargo de Marc Buxaderas.
Envejecimiento de la población
El Gobierno de la Generalitat sitúa la accesibilidad como un reto inaplazable. Y es que se prevé que en el 2031 uno de cada cuatro catalanes tenga 65 años o más, que se haya doblado el número de personas con problemas crónicos de salud, y también que se incremente el número de personas con discapacidad o dependencia . Las proyecciones también estiman que en 2060 la población de 85 o más años se habrá triplicado.
Con la aprobación de este reglamento, Cataluña dispone de una normativa potente para dar respuesta a la tendencia demográfica del envejecimiento. En este sentido, el texto subraya que la accesibilidad incide directamente en la calidad de vida de la ciudadanía y evita las desigualdades que generan las barreras existentes, tanto físicas como sensoriales o cognitivas.
Diseñar pensando en las diversidades
El Código de Accesibilidad sustituye a una regulación vigente desde 1995, pone al día y armoniza la normativa existente y profundiza en aspectos poco regulados hasta ahora. Además, adapta el marco normativo catalán a las directrices de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas.
Se estructura en 199 artículos, 11 capítulos y 15 anexos que detallan medidas a aplicar en territorio, edificación, medios de transporte, productos, servicios, sistemas de comunicación, información y nuevas tecnologías. El objetivo es incidir en la calidad de vida de toda la ciudadanía, especialmente de las personas con discapacidad o con dificultades de interacción con el entorno, para garantizar el ejercicio de sus derechos y evitar las desigualdades que generan las barreras existentes hoy. Para ello, el articulado recoge tres grandes ejes:
- La mejora de la accesibilidad en todas las nuevas realizaciones.
- La transformación del entorno existente.
- El impulso de la accesibilidad comunicativa y cognitiva.
Además, el Código introduce el distintivo de calidad en accesibilidad, un mecanismo de reconocimiento para aquellos establecimientos, espacios o municipios que logren un nivel de accesibilidad superior al que exige la legislación.
El texto se ha trabajado en colaboración con una gran diversidad de actores. Lo ha liderado el Departamento de Derechos Sociales, pero trabajando conjuntamente con otras consejerías, el mundo local, colegios profesionales y entidades del sector de la discapacidad y la dependencia.