Prohibido cosechar castañas: los castaños tienen dueño
En el Parque natural del Montseny, algunos usuarios, por ignorancia o desconocimiento, roban este fruto de otoño de dentro de explotaciones forestales privadas que se dedican a cultivarlas
GeronaCuando el otoño se acelera y las noches se hacen largas, el Parque Natural del Montseny se llena hasta los topes con miles de visitantes, sobre todo durante los fines de semana y festivos. Una vez llegan al macizo, muchas familias que salen a disfrutar del paisaje, cuando se encuentran en un bosque rojizo de castaños, aprovechan para cosechar castañas y tostarlas en casa. Pero esta práctica está absolutamente prohibida, puesto que la mayoría de los castaños del parque forman parte de explotaciones privadas de propietarios que se dedican profesionalmente a cultivar este fruto. Así lo avisan las señalizaciones y vigilantes, pero, sin embargo, sea por desconocimiento más o menos intencionado o falta de atención, todavía se siguen produciendo hurtos y sustracciones sin permiso.
"Lo tenemos muy bien señalizado, se ve de una hora lejos que es una finca con actividad económica con muchas horas de trabajo, pero hay gente que cree que, como está dentro del parque, el bosque es suyo y tienen derecho a todo", explica Joaquim Solé, responsable de la empresa Castaña de Viladrau, que gestiona una extensión de más de 200 hectáreas de castaños en el macizo. Solé reconoce que la mayoría de infractores son usuarios particulares, a menudo despistados, que se les avisa y requisa su cargamento. En cambio, los grupos organizados con furgonetas que hace unos años venían para llevarse de forma furtiva grandes cantidades y hacer negocio, han disminuido notablemente: "Gracias al control forestal ya apenas tenemos grupos furtivos, pero debemos mantener la guardia", comenta.
Al igual que el año pasado, en la campaña de este año, que acaba estas fechas, una semana después de la castañada, Solé, que es el único productor catalán de castaña, prevé recolectar aproximadamente 12 toneladas. Su producción montseña representa un 2% del mercado catalán, que se abastece principalmente de importaciones de Galicia.
Pedagogía antes que sanciones
Para frenar los hurtos y robos, además de difundir una campaña informativa sobre el terreno y en la red, los Agentes Rurales y los vigilantes del parque intensifican sus controles durante esta época del año. Cuando pillan a algún visitante que infringe las normas, las autoridades optan primero por la pedagogía para que devuelva la colecta y, si no resulta, se expanden sanciones que superan los 100 euros o, si el hurto supera el valor de los 400 euros , el caso continúa por la vía penal. "Los casos penales son aislados, antiguamente se daban más, pero igualmente, si cada familia, aunque sea sin mala intención, recoge un puñado de castañas, suma un volumen importante de producción que afecta a los propietarios que viven de este fruto ", dice Jaume Bosch, jefe de Agentes Rurales de la Catalunya Central. Y avisa: "Los propietarios forestales dan riqueza al territorio y situaciones como las de los hurtos pueden provocar que dejen de invertir en cuidar bosques y perdamos a toda esa gente que trabaja en los bosques, que los vive y los respeta".
Prohibido arrancar los frutos o sacudir los árboles
Desde la dirección del Parque natural del Montseny, Xavier Navalón, también reconoce la importancia de esta problemática: "Es como si fueran a un huerto a robar tomates", afirma. "En cambio, en el lado de Fontmartina, hay una finca pública donde tenemos castaños y sí que se puede llevar a cabo esta actividad", recomienda el director. "Ahora bien –matiza– es muy importante que las castañas se acojan al suelo, no se pueden arrancar de la rama ni sacudir los árboles, porque, aparte de que el fruto todavía no está maduro y no es bueno, esto crea un daño y tenemos árboles que han muerto por esa causa". Navalón, además, inscribe todos estos actos incívicos dentro del problema de masificación que sufre el macizo durante esta época del año: "La gente es muy bienvenida, pero es necesario que siga las recomendaciones, porque la naturaleza no está preparada para acoger tanta gente, la biodiversidad sufre y, si no nos comportan adecuadamente, la iremos estropeando", acaba.
¿Y qué ocurre con las setas?
El otoño, además de castañas, también es tiempo de setas, y son muchos los buscadores de setas que salen en busca de los bosques del país, también dentro de las fincas rurales privadas. Teóricamente, según la ley forestal, al igual que ocurre con las castañas, los buscadores de setas necesitarían el permiso de los propietarios para poder cazarlos en sus terrenos, pero, como crecen de manera descontrolada y sin la intervención humana, es una situación muy difícil de controlar. Es por ello que las asociaciones forestales piden una normativa específica, como ocurre, por ejemplo, con la trufa o el pino piñonero, para regular la afluencia de cazadores de setas durante el otoño. Desde el Consorcio Forestal de Cataluña manifiestan la necesidad de establecer un carnet buscador de setas, similar a las licencias de caza o pesca, con el objetivo de destinar los ingresos al mantenimiento de los bosques. La propuesta incluye la limitación de la cantidad de setas permitidas para uso doméstico, la necesidad de autorización del propietario para recogidas superiores a esa cantidad, especialmente en casos de comercialización u otros usos.