una sede del Banco BBVA en Sabadell
16/03/2025
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En mayo hará un año que el BBVA lanzó una opa sobre el Banc Sabadell, calificada de hostil por el consejo del banco catalán. Es la primera operación de este tipo desde que el antiguo Banco de Bilbao (hoy integrado en el BBVA) intentó tomar el control del Banesto (hoy dentro del Santander) en 1987. t en Alicante en 2017.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) pasó el análisis de la fusión a la llamada segunda fase, que alarga el proceso, que se analiza en mayor profundidad. Todo apunta a que no cambiará la metodología, tal y como reclama el Sabadell, y utilizará la misma que en la absorción de Bankia por CaixaBank, aunque ésta afectaba a particulares mientras que la que quiere hacer el BBVA tiene un gran impacto sobre las pymes. Y parece que la CNMC no va a poner unas condiciones (remedios en la terminología legal) tan duras que hagan al BBVA echarse atrás.

Será, pues, el gobierno el que deberá decidir sobre la fusión, a la que se ha opuesto desde el inicio al considerar que reducirá la oferta de crédito para las pymes y la oferta bancaria en Cataluña y la Comunidad Valenciana. Lo cierto es que la opa desató un alud de críticas, no solo desde la política –se produjo el pasado 9 de mayo, tres días antes de las elecciones en Catalunya, y se pronunciaron todos los partidos en contra–, sino desde el mundo social y de la empresa. El Sabadell está especializado en pymes, una de sus fortalezas, y las empresas temen que ese valor se diluiría dentro de una gran entidad que, además, reduciría la oferta en el mercado y, por tanto, el acceso al crédito para el tejido empresarial.

Después de meses de campañas publicitarias y de relaciones públicas de uno y otro banco, se mantiene el rechazo que la operación provocó, especialmente entre los clientes del Sabadell. Cuatro de cada diez clientes del banco catalán estarían dispuestos a cambiar de entidad si prospera la operación, y tres de cada diez verían bien que el gobierno la prohibiera, tal y como refleja la segunda ola de la encuesta de ISPD/Netquest para el ARA. Esta oposición, muy superior entre los clientes del Sabadell que entre los que lo son de los dos bancos o sólo del BBVA, varía algo respecto a la encuesta anterior, lo que podría deberse a cierto enfriamiento por el transcurso del tiempo y por cómo se está alargando la operación.

En cualquier caso, los clientes, que no suelen ser escuchados en las fusiones, han hablado. La vinculación de muchos de ellos con el Sabadell es superior a la habitual en el sector. Existe un punto de emotividad que hasta ahora no recogen los mensajes publicitarios del banco vallesano. Pero, además, la encuesta refleja inquietud frente al posible cierre de oficinas y despidos (peor del servicio), así como el encarecimiento de los productos financieros. Y algo relevante: también clientes del BBVA (43%), aunque en menor proporción que los del Sabadell (69%), temen el riesgo de oligopolio y de reducción de la competencia. Sería bueno que los reguladores tomaran nota escuchando lo que dicen los clientes y previendo las dificultades de una eventual ejecución de la operación.

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