“Para salvaros las palabras”

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Un diccionario catalán

Los periódicos somos grandes productores de idioma escrito. En un diario de 30 páginas entran, grosso modo, unas 20.000 palabras, y debemos contar que las ediciones de fin de semana lo doblan todo. Sobre estas cifras aproximadas, en un mes el diario ARA puede manejar un millón de palabras. El peso prescriptor en cuestiones idiomáticas es evidente, y eso sólo por la cantidad, pero debemos añadir la calidad de los redactores que son conscientes de que el periodismo es un género literario no sé si desde Heródoto y su evangelista Kapuscinski, pero seguro que sí desde Larra, Galdós y Xammar y Pla y Gaziel e Irene Polo y Montserrat Roig y Vázquez Montalbán y González Ledesma y Porcel y Espinàs y el último de los mohicanos, el queridísimo Manuel Cuyàs... hasta los escritores que hoy colaboran en las columnas de opinión. El Defensor del Lector contempla la cuestión de la lengua en su estatuto y estará atento a todo lo que tenga que ver. En esta ocasión, he remitido los comentarios de los lectores a nuestro jefe de Lengua, Pau Domènech, que ha respondido cuidadosamente a todas las cuestiones.

El lector Óscar Chic no entendía, al principio de la pandemia, el tratamiento masculino de “el cóvido”, y la fórmula “Copa América” en vez de la “Copa de América”, en referencia no a un continente sino a un barco, y los “posibles malentendidos” que esto puede acarrear. Y concluye: “No creo que todo el mundo (Optimot, Termcat... y los demás medios) estuvieran equivocados y sólo el AHORA...”.

Domènech argumenta que, al principio de la pandemia, no había un criterio oficial: “Finalmente, los estamentos oficiales se decantaron por el femenino, y aunque quizás hemos tardado un poco en realizar el cambio (las inercias, ya se sabe) , hace unos meses que adoptamos la cóvido con los brazos abiertos. Si todavía aparece en masculino en algún caso, es un descuido y merece ser enmendado”. Sobre la competición de vela, explica que la mayoría de medios y administraciones hacen “Copa América” y que, si bien podría haber una posible confusión con el torneo de fútbol, ​​“a menudo Copa América va seguido de “de vela”, lo que aún restringe más su significado”. Por último, anota una razón tipográfica: “Nosotros hacemos el nombre de las embarcaciones en cursiva, por lo que, si explicáramos que América es el nombre de un barco, nos veríamos forzados a marcarlo, con lo que se crearía un monstruo del tipo «Copa delAmérica», muy poco útil para el día a día”.

El lector José Miguel Fuertes se sorprende a menudo de una cuestión: “Salen en el diario textos donde se ve el signo de interrogación ante las preguntas, algo que cuando fui a la escuela (ya hace un tiempo...) no es debía hacer”. Pau Domènech contrapone que el interrogante al principio es perfectamente correcto y es un recurso válido también en catalán, como demuestra que Fabra ya le abriera la puerta, a pesar de no atreverse a sistematizarlo como hace el castellano, y que el diario usa sobre todo en frases largas que no empiecen con partícula interrogativa.

El lector Jordi Portavella me manifiesta que le gustaría que el diario no tradujera al castellano los títulos de películas y series extranjeras. Dice: “Elos títulos comprensibles se pueden dejar en la lengua original (a veces se traduce de italianos o franceses, por ejemplo, perfectamente transparentes); el resto deberían traducirse al catalán, no al castellano. ¿Creemos que la cultura catalana es tan válida como cualquier otra o no nos lo creemos? ¿Debemos mirar al mundo o sólo al provinciano ombligo español?”

El jefe de Lengua lo precisa; como verán, es un tema muy complejo: “a) Si se habla de una película que todavía no se ha estrenado aquí, y que por tanto los distribuidores todavía no han traducido, se mantiene el título original. b) Si se trata de una película que se estrena en los cines de aquí, se utilizará el título traducido. Si desgraciadamente sólo se estrena en castellano, utilizamos el título en castellano. Poner el título en catalán podría despistar a la gente, que iría al cine buscando la versión catalana, cuando en realidad no existe. Si se estrena en catalán, evidentemente, el título lo ponemos en catalán. c) Si se habla de películas que no son de estreno, si se han emitido en catalán en algún momento (básicamente en Televisió de Catalunya), utilizamos el título en catalán. Si no se han emitido en catalán pero sí en castellano, ponemos el título en castellano, porque es cómo la conoce la gente. d) Con las plataformas de vídeo bajo demanda se produce un fenómeno nuevo: películas con el título sin traducir pero que sí tienen alguna de las opciones para seguirla en catalán (subtítulos o doblaje). En estos casos, si hay subtítulos o doblaje en catalán, utilizamos el título en catalán, aunque sea traducido por nosotros”.

Jordi Buscà enuncia un tema de mayor profundidad: “Uno de los valores añadidos y activos principales que aprecié en el ARA desde sus inicios era que nos aproximaba a la actualidad de una manera comprensible y cercana. Sea porque la realidad de hoy se ha vuelto tan compleja que se hace difícil de interpretar o sea porque yo me he hecho mayor, debo confesar que en ocasiones el lenguaje periodístico del diario pienso que se ha estandarizado al de los demás rotativos, perdiendo en parte en mi opinión aquella parte más didáctica y fresca que me ayudaba a comprender lo que leía. Creo que debe hacerse el esfuerzo de volver a esa práctica y no dejarnos arrastrar por un determinado estilo, que a menudo me obliga a releer para entender determinados contenidos”.

Pau Domènech responde a modo de corolario sus aportaciones, que agradecemos, como agradecemos las de los lectores preocupados por un tema tan esencial: “Es cierto que el diario se ha caracterizado desde el principio por apostar por un lenguaje llano y cercano al lector, con la intención de facilitar al máximo la comprensión de los temas que se explican. Éste sigue siendo el enfoque, y desde la sección de Corrección nos comprometemos a velar por que el estilo del lenguaje periodístico del diario siga siendo éste, siempre pensando en el lector”.

He completado esta pieza con la opinión de David Castillo, porque aporta la experiencia de un periodista a pie de página y cierre, siendo a la vez un gran escritor, ganador –entre otros– de los dos grandes premios literarios de la Nit de Santa Lucía, el Sant Jordi de novela y Carles Riba de poesía. “Ha sido –razona– una vieja batalla, el de la ultracorrección en la prensa en catalán. Los porqués deberíamos buscarlos en la escasa formación de muchos escritores y periodistas en su lengua por las razones que todos conocemos. Si los artículos salieran tal y como les entregan algunos colaboradores, sería un desbarajuste. Sin embargo, el exceso de corrección deriva hacia un estilo único, uniformizador, que hace que todos escribamos de forma idéntica. El equilibrio deberíamos encontrarlo en el cuidado personal, y seguramente más allá de los árbitros normativos, que sólo deberían planificar los caminos donde todos debemos espabilarnos".

"Pero hemos vivido para salvaros las palabras, / para devolveros el nombre de cada cosa”, escribió Salvador Espriu y cantó Raimon. El poeta cuidó de la lengua tanto como del contenido de su obra, y al final de su vida revisó de cabo a rabo sus planteamientos lingüísticos, haciéndose suyos los movimientos de un idioma dinámico. el reportaje de Jordi Nopca “Josep Maria de Sagarra y las cucarachas: ¿cómo debemos leer los clásicos catalanes”, que cuenta con el concurso de lujo del filólogo Narcís Garolera, catedrático emérito de la UPF, y reflexiona sobre una hipercorrección de la que fue víctima el propio Espriu. El ARA, como diario en catalán, encabezado por su competente equipo de Lengua, es una herramienta idónea para dar aire a un idioma de varios registros, plural y en permanente debate enriquecedor. Para mejorar la edición, el diario ya ha puesto a disposición de los lectores del digital una herramienta que permite enmendar los errores estadísticamente lógicos en un contenedor de tantos miles de palabras.

El Defensor del Lector presta atención a las dudas, sugerencias, críticas y quejas sobre los contenidos del diario en sus ediciones digital y en papel, y cuida de que el tratamiento de las informaciones sea conforme a los códigos deontológicos.

Por contactar con el Defensor del Lector puede enviar un correo electrónico a eldefensor@ara.cat o grabar un mensaje de no más de un minuto al número de WhatsApp 653784787. En todos los casos, es necesaria identificación con nombre, apellidos y número de DNI.

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