Epic fail

El sonado naufragio de Kanoa, los auriculares inalámbricos que querían batir a los AirPods

El retraso de su lanzamiento y las malas críticas obligaron a su creador a tirar la toalla

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Ilustración

En forma de pentágono, tintados de un exclusivo color turquesa y con prestaciones que, sobre el papel, parecían llamadas a sacudir de lo lindo al sector tecnológico. "Hemos creado los auriculares inalámbricos del futuro", aseguraba el emprendedor Cival van der Lubbe. Los bautizó con el nombre de Kanoa. "El diseño y la tecnología que hemos patentado permitirán gozar de una experiencia de sonido perfecta en dispositivos inalámbricos", especificaba orgulloso el fundador. Los auriculares permitían al usuario regular la cantidad de sonido ambiente que querían escuchar y se cargaban guardándolos en una caja de lo más chic.

Era el 2014 y, entonces, aún faltaban unos dos años para que Apple empezara a comercializar los primeros AirPods, los auriculares inalámbricos del gigante tecnológico. Mientras tanto, Van der Lubbe había ideado un dispositivo que podía revolucionar la forma de escuchar música. Ahora bien, Kanoa hizo aguas antes de llegar a las orejas de los consumidores.

"Este es un fracaso de manual, protagonizado por un emprendedor sin formación ni estrategia que erró en prácticamente todos los pasos", sintetiza Mia Torner, experta en análisis de empresas de la Universidad Pompeu Fabra. Para financiar el desarrollo de los auriculares, el emprendedor impulsó una campaña de micromecenazgo. "Si no se consigue financiación de grandes inversores o de entidades bancarias, obtener el dinero por esta vía puede ser una buena alternativa, pero es necesario que quien participa entienda muy bien que no está comprando directamente un producto, sino que está contribuyendo a hacer que pueda ser una realidad", advierte la experta.

De primeras, en Kanoa, la jugada le fue bien: obtuvo 150.000 dólares, según datos de Crunchbase. La compañía había prometido enviar los auriculares a todo el que invirtiera 150 dólares, la mitad de lo que costarían una vez llegaran a las tiendas.

Las primeras unidades debían llegar a los compradores en abril del 2016, pero el plazo de entrega se fue alargando. En verano de 2017, todavía no se habían enviado. Mientras, Apple ya había presentado a sus flamantes AirPods y los Kanoa habían perdido atractivo. Para calmar los ánimos de los compradores, la empresa fabricó una veintena de prototipos en fase beta, que envió ayoutubersy analistas tecnológicos para que pudieran probarlos y hacer reseñas. El resultado no fue el esperado. El creador de contenido iTwe4kz publicó un vídeo en el que mostraba lo mal que le habían ido los auriculares: no se le conectaban correctamente al dispositivo móvil, perdían la cobertura cuando se colocaba el teléfono en el bolsillo del pantalón y la caja no los cargaba.

La reseña se hizo viral. A los cuatro días, Kanoa tiró la toalla. "Los contratiempos y una mala publicidad, como las reseñas de unas unidades beta que no debían haberse enviado, han afectado a la confianza de nuestro público y han provocado la retirada de los inversores con los que queríamos cerrar la ronda de financiación que nos era necesario para realizar la producción –confesó la empresa en un comunicado–. No podemos seguir adelante”, concluyó.

La lección

"Cuando se quiere lanzar al mercado un producto como Kanoa es necesario tener claro el plan de negocio, la previsión de ventas, un prototipo funcional, un mercado bien definido y un profundo conocimiento de los requisitos legales", resume Andrei Boar, profesor de la UPF. El experto añade que la inversión en campañas de micromecenazgo también puede ser arriesgada.

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