Los datos son claros. Si entre todos no lo impedimos, Catalunya se encamina hacia una cuarta oleada de la pandemia de coronavirus antes de que el proceso de vacunación esté suficientemente avanzado. Y esto pasa justamente a las puertas de las vacaciones de Semana Santa, en las que pese a las restricciones se prevé un aumento de la movilidad que podría desembocar en un repunte más acusado de los contagios. Hasta ahora el ritmo de crecimiento de los contagios es bastante lento, por eso las autoridades sanitarias han lanzado el mensaje que hay que extremar la prudencia durante estos días para evitar que la situación se desborde con el regreso al trabajo y a la escuela. Hace diez días la incidencia acumulada a 14 días estaba por debajo de 200 por cada 100.000 habitantes, y ahora ya supera los 225. No son cifras muy alarmantes, todavía, pero la tendencia sí que es preocupante.
Si damos un vistazo al mapa de la incidencia del virus en todo Europa se ve claramente que esta cuarta oleada está bajando de norte a sur, con países muy afectados, como Bélgica o Polonia, pero también Italia, Francia y Alemania tienen unas cifras muy elevadas. Precisamente, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha anunciado nuevas restricciones, como el cierre de las escuelas durante tres semanas, en un intento de parar la escalada. Es inevitable, pues, que la oleada acabe impactando también en Catalunya. Por eso la cuestión es si la podremos contener en unos niveles manejables o si el virus se volverá a desbocar. Recordemos que la situación en las UCI es peor ahora que antes de las anteriores oleadas, con gente cada vez más joven porque es la que no está vacunada.
Precisamente, si algo invita al optimismo es el aumento de las dosis de vacunas que están llegando, que están permitiendo inmunizar a un ritmo, este jueves, de 60.000 personas al día. Si somos capaces de mantener este ritmo, e incluso se aumenta hasta el medio millón semanal, será posible llegar en verano con la población vulnerable vacunada y muy avanzada la inmunización general. La Unión Europea se juega estos días el ser o no ser con la distribución de las vacunas. Si finalmente la UE, o al menos algunos estados importantes, como por ejemplo Alemania, tienen que recurrir a la vacuna rusa Sputnik, no dejará de ser un fracaso para la Comisión, que es quien está pilotando el proceso a nivel europeo.
Justamente porque ahora ya se empieza a ver posible iniciar un proceso de vacunación masiva como el que han hecho en lugares como el Reino Unido o Israel, es imprescindible tomar conciencia de que sería muy irresponsable asumir riesgos. Hay que ser estrictos con el cumplimiento de las restricciones, sobre todo en cuanto al hecho de no mezclar burbujas de convivencia, con la esperanza de que en cuestión de semanas ya se puedan aflojar algunas de estas medidas y se pueda dar oxígeno al sector de la restauración y hotelero.
Solo nos hace falta hacer un último esfuerzo, especialmente durante las fiestas de Semana Santa, para acabar de encarrilar la pandemia. Si todo el mundo cumple, ciudadanía y administraciones, el panorama de cara al verano podría ser muy diferente.