El mundo pequeño de...

Maria Assumpció Pifarré: "Veo una España que no es suficientemente democrática"

Priora del monasterio de San Daniel

La priora del Monasterio de San Daniel, Maria Assumpció Pifarré.
4 min

GeronaLas lluvias de estos últimos días han intensificado el verdor del frondoso valle de Sant Daniel que la sequía había amarilleado. En este paraje natural que oxigena la Girona vieja desde fuera muralla señorea el majestuoso monasterio benedictino de Sant Daniel, que es el hogar que Maria Assumpció Pifarré comparte con otras tres monjas. Ella es la priora de esta pequeña comunidad de benedictinas que combinan a la perfección el recogimiento y la vida espiritual con la apertura a la sociedad y la hospitalidad, y se ha ganado así el cariño de fieles y laicos, especialmente al barrio de San Daniel. Desde hace años el monasterio comparte con el barrio actividades de la fiesta mayor, de Navidad, del Temps de Flors... "Hay muy buena sintonía", dice la priora, que forma parte del grupo de WhatsApp de los vecinos y participa como una ciudadana más. "Nos sentimos queridas y es porque somos naturales y alegres; no tenemos nada que ver con esas monjas rectas y siempre enfadadas de mi infancia", añade.

Cuando la priora nos recibe, a media mañana, ella y el resto de monjas ya han celebrado la eucaristía y las maitines de primera hora, al amanecer. "En las maitines leemos los Salmos, las plegarias de los poetas antiguos, tan sabios y tan cultos que te contagian entusiasmo y te dan alimento. Es la hora del día que disfruto más", admite Pifarré. A lo largo del día habrá más momentos para la oración, y también para el recogimiento en la celda, la recreación, la lectura y el trabajo, con las pausas para las comidas, austeros y acompañados de música, salvo cuando hay invitados cuando se permite la conversación.

Salud de hierro

Estos días la monja prioría arrastra unas leves molestias de un resfriado, excepcional en ella, ya que asegura que nunca se enferma y que, a los 80 años, tiene una salud de hierro: "Nunca he tenido colesterol, nunca me' han operado y las analíticas me salen siempre perfectas, como en el resto de monjas de la comunidad". Si existe algún secreto que explica esta salud envidiable, ella no tiene ninguna duda de que se encuentra en la vida ordenada y pausada del monasterio, la alimentación saludable, el carácter jovial que tienen todas las monjas y su sentido del humor. También la oración y el trabajo, elora te labora que pregonaba San Benito y que rige la vida en el monasterio. La edad no les permite ahora subirse a un andamio para repicar una pared de piedra o una bóveda, como habían hecho años atrás, pero los ratos dedicados al trabajo son un no parar para ellos, aunque tienen personas que las ayudan a la cocina, el huerto, la gestión de la hospedería o la conservación y difusión del rico patrimonio del monasterio, como el claustro, la iglesia, la hoguera, la biblioteca...

Un patrimonio que todo el mundo puede visitar gracias a las visitas guiadas que se organizan y que se intensificaron a raíz de la celebración del milenario del monasterio, en el 2015, cuando las monjas de la comunidad, que entonces eran seis, decidieron poner de manifiesto que nunca la su voluntad de abrir el templo a la sociedad y no dar la espalda a los que sufren. Una muestra es su residencia para personas con discapacidad que se está construyendo donde las monjas habían tenido una pequeña granja. "La Fundación Ramon Noguera nos lo pidió y lo aceptamos. No debemos ser egoístas. Si tenemos el espacio para acoger la residencia debemos cederlo. ¿Qué sentido tendría, si no, nuestra labor como monjas?" ", argumenta la priora.

Asegura que ella no es de las que dice que "en este mundo hoy todo va mal", pero sí lamenta la "gran secularización" de la sociedad actual y "la ignorancia de los jóvenes en cultura religiosa". También le entristece el sufrimiento de la gente, que capta en las conversaciones que mantiene con personas que se alojan en la hospedería. "Venden creyentes y laicos, personas que preparan oposiciones, autores que vienen a escribir, grupos que vienen a meditar. Además de ayudarnos a obtener unos ingresos, ahora que ya no tenemos tantas ayudas como antes, la hospedería representa nuestra vocación de acogida, de escuchar al otro, de abrir las puertas a la sociedad".

Maria Assumpció Pifarré en el claustro del monasterio de Sant Daniel

Independentista

Muy atenta a lo que ocurre en el ámbito de la política, Pifarré se declara independentista, pero admite que siente un cierto desencanto debido a la "desunión" que ve dentro del independentismo y considera indignante la situación de los exiliados a raíz del proceso. "Veo que España no es suficientemente democrática. Estoy convencida de que, si España soltara sola Catalunya, nuestra relación iría mejor y todo sería más pacífico", asevera.

Aunque hoy se siente gerundense de pies a cabeza, Pifarré es de Barcelona. De una familia acomodada con diez hijos. Ella recuerda a una infancia feliz, con veranos en Mallorca, muchos amigos e incluso alguna relación amorosa. Hacerse monja no figuraba entre sus objetivos hasta que en una visita a las chabolas de Montjuïc descubrió una pobreza que le causó "un impacto muy fuerte". Entró en el monasterio de Sant Daniel con 26 años y recuerda que al principio no le resultó fácil acostumbrarse a la nueva vida monacal. Le imponía especialmente el silencio absoluto a la hora de las comidas. "Me preguntaba «¿Dónde estoy?»», dice la priora, pero añade que nunca se replanteó su decisión de formar parte de la comunidad de monjas de San Daniel.

El futuro

Ante la falta de vocaciones y la edad avanzada de las cuatro monjas, la continuidad de la comunidad es una incógnita, pero eso no preocupa a la priora ni al resto de monjas. "Aunque seamos pocas, nosotros no nos vamos a mover de aquí. Somos felices aquí y vivimos el día a día sin preocuparnos del futuro", indica Pifarré. Pase lo que pase, una fundación creada en 2017 a iniciativa de las propias monjas asegurará su voluntad de que se garantice la conservación del monasterio y todo su patrimonio y que se mantenga como lugar de acogida.

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