“Aragonès y Albiach terminan la reunión sin acuerdo y los presupuestos se encaminan al abismo”, leo en el ARA. Como ya sabrán todos ustedes, menos los que estén en el bar pidiéndole a Yahvé que se les lleve pronto, los comunes no quieren el Hard Rock, y si hay Hard Rock no votan presupuestos. Los socialistas sí quieren Hard Rock y, por tanto, si Esquerra dice que no en el Hard Roc, por tener los votos de los comunes, entonces no tendrá los votos de los socialistas, y se quedaría sin presupuestos.
Macroproyecto, casino... Son palabras que suenan mal. Yo no puedo hablar. Me he casado en Las Vegas y habría ido a Marina d'Or. Cuando Sheldon Adelson declaró que haría casinos en los Monegros, pensé que me hacía gracia. La fealdad no querida me atrae. Nunca he jugado –no sé– a una tragaperras. He ido al casino de Barcelona, una o dos veces. Me he encontrado a uno de los hermanos Calatrava. Lo juro.
¿Considerar “bueno” o “malo” un negocio es algo que debe hacerse? ¿Por qué el Hard Rock es más "malo" que el Mobile? El Mobile llena restaurantes, por supuesto, pero también prostíbulos. ¿Por qué son más honorables grandes almacenes, con tiendas de ropa barata y bares mexicanos falsos que el Hard Rock? ¿Impactan menos en el paisaje? ¿Y las fábricas? ¿Que no impactan? ¿Y las naves industriales? ¿Y los apartamentos? ¿Y las cadenas de cafeterías, todas iguales, en las ciudades? Entiendo las reticencias de los habitantes de la zona.
Si no somos un país tutelado, no me parece que los gobernantes puedan dictaminar si tal negocio es honorable o no lo es. Considero que debe legislarse arquitectónicamente, para que no venga un iluminado a hacer un casino en Tarragona con tejado de pizarra. Pero no me parece mejor ni peor un casino que una fábrica de componentes de coche, una funeraria, un cementerio, una cárcel, una mezquita o una iglesia. Aprueben los presupuestos, que nos va muy mal si no lo hacen.
