ANTES DE AHORA

El arte inefable (1986)

Piezas históricas

Jaume Vidal i Alcover
2 min
El escultor estadounidense Richard Serra visitó la exposición "Brancusi-Serra" que puede verse en el Museo Guggenheim Bilbao en 2011.

Del artículo del escritor Jaume Vidal i Alcover (Manacor, Mallorca, 1923-Barcelona, ​​1991) alHoy (13-VIII-1986). El pasado 26 de marzo murió el escultor Richard Serra (San Francisco, California, 1938-Nueva York, 2024). Este artista, de padre mallorquín, destacaba por poner en el paisaje urbano piezas monumentales como la llamada El muro en la plaza de la Palmera, en Barcelona. Trabajaba sobre todo con acero Corten, material que conocía bien por su experiencia en una industria del ramo, aunque la obra en el barrio de la Verneda y la Pau la elaboró ​​con hormigón armado.

A lo largo de las carreteras han surgido muchas esculturas y ahora veo que también se ponen, cada vez más, por las plazas, calles y jardines de las ciudades. En Mallorca, lo que todavía no sabemos si debemos llamar Parque de Mar o Parque de la Mar llegará a ser un museo a pleno aire de escultura contemporánea. El otro domingo salían retratadas en la prensa media docena de esculturas encargadas por el Ayuntamiento a varios artistas y colocadas en diferentes lugares de Barcelona. [...] De la escultura de Eduardo Chillida en la plaza del Rei se comenta que parece hecha a medida de esta plaza, comentario algo desconcertante, porque no sabemos si se refiere al tamaño, a las proporciones o al estilo. Aparecen también las esculturas de Anthony Caro en el nuevo parque de la Espanya Industrial, que, por cierto, ha quedado muy bien; el hacinamiento de bloques rojizos —pieza poliédrica, dice el comentarista— de Marcel Martí en la plaza Salvador Allende; y finalmente las de Sergi Aguilar en la vía Júlia y de Richard Serra en la plaza de la Palmera. Los vecinos de los respectivos barrios están muy satisfechos de estos adornos de sus viviendas; unos más que otros, naturalmente, porque hay esculturas que por lo general gustan sin problemas y algunos no gustan tanto. Pero, eso sí: todos los usufructuarios más inmediatos de estos lujos urbanos se piden qué significan estas esculturas, qué sentido tienen. [...] Los vecinos de la vía Julia han comprendido que la escultura de Aguilar es la R de Roquetes, y han quedado descansados ​​y satisfechos. En cambio, los de la plaza de la Palmera dicen que les han plantado una pared y malhablan de la escultura de Richard Serra. Naturalmente, ni la intención de Aguilar era hacer una R ni la de Serra hacer una pared. Pero el pueblo, el amado pueblo, lo quiere así. En la desenfrenada carrera de la afirmación y la originalidad de la obra de arte —no sólo en escultura; también en pintura, en música, en literatura— hemos llegado a dar como creación artística el puro hallazgo, el capricho gratuito, todo tipo de realizaciones materiales que se niegan al comentario, que afirman su voluntad de vivir fuera de la inteligencia humana , que hacen imposible que se hable de ellas. Es el arte inefable. Y esto da un poco de miedo: es poco humano. Ya sé que con el tiempo estos bloques de piedra o de cemento armado, de hierro, de aluminio, de plástico, serán bautizados por la gente que los vea cada día, jugarán los niños, harán castillos o fábricas —depende del juego —, en una palabra, los incorporarán, los utilizarán, y entonces cobrarán un sentido, aunque totalmente ajeno probablemente a las intenciones de sus respectivos autores. La lectura, digamos, de los vecinos de Roquetes es toda una lección.

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