La Caixa de Solidaritat es indispensable

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El vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, el presidente de la Caixa de Solidaridad, Pep Cruanyes, y la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, durante el acto de este martes

Soy de los afectados por el Tribunal de Cuentas. Aun así, he sido de quienes han tenido suerte y tienen que aportar una fianza relativamente baja. Veo el sufrimiento de quienes tienen que aportar una alta o muy alta. Para todos ellos la Caixa de Solidaritat (CdS) es la única solución para resistir los embates de las represalias judiciales por las iniciativas tomadas, por mandato popular, durante los años del Procés.

Se han acumulado, a pocos días de diferencia –las coincidencias de los tiempos represivos son siempre sospechosas–, la comunicación de las fianzas impuestas por la acción exterior de la Generalitat entre 2011 y 2017 y la comunicación que el Tribunal Supremo (TS) no había admitido el recurso de tres de los multados por la organización de la consulta popular del 9-N, hecho que ha provocado que la multa del Tribunal de Cuentas se volviera firme. La inadmisión del recurso ha sido la manera en la que el TS ha resuelto la contradicción entre tener que dar la razón a los recurrentes dado que se amparaban en jurisprudencia del mismo TS y la razón de estado que lo empujaba a no desautorizar el Tribunal de Cuentas. Para personas como el ex president Artur Mas y el ex conseller Francesc Homs, se han duplicado las malas noticias, y todas de importes millonarios. La firmeza de la multa implica la subasta de los bienes que dieron en garantía y mantener el embargo de sueldos y pensiones. La decisión se hace con el ensañamiento de ir añadiendo los intereses legales como si el derecho de recurso tuviera que castigarse. Actualmente, la suma de los intereses ya es millonaria.

Mientras tanto, las causas abiertas en los juzgados siguen avanzando y amenazando a más personas, incluidas muchas de las afectadas por la causa del Tribunal de Cuentas. Por todos lados aumentan las peticiones de fianzas. Las directivas que dio quien fue todopoderosa vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, se van aplicando: arruinar a los líderes independentistas y atemorizar a los empleados públicos. Al desplegarse estas acciones lo que no tendría que pasar es que la sociedad, que dio un mandato político inequívoco a sus gobernantes, no les apoye cuando les multan por cumplirlo. La máxima satisfacción del represor es comprobar y mostrar el dolor del reprimido. La represión siempre quiere ser exemplarizante. Por eso mismo es importante resistir. Llenar la CdS es ahora la principal manera de resistir. Al diseñar un sistema de multas generalizado se ha pensado que los catalanes serían especialmente sensibles a los castigos económicos. La fama de peseteros y de tacaños nos ha acompañado siempre en España. Creen que la represión económica es muy eficaz. No les demos un motivo de satisfacción siendo poco generosos con las aportaciones a la CdS. Los millones de votantes del 9-N y del 1-O tendrían que solidarizarse con aquellos acusados de haber organizado estas consultas cumpliendo las peticiones de la ciudadanía que les votó y de haber internacionalizado su alcance.

No nos tenemos que desmovilizar en la generosidad individual con los afectados porque el govern de la Generalitat haya aprobado un decreto ley que permite apoyar a sus empleados, altos cargos y miembros del Govern multados en cumplimiento de las tareas para las cuales fueron nombrados o que eran de la competencia de la Generalitat. Tenemos que ser conscientes que el decreto ley no cubre todos los casos y que, lo que todavía es peor, ya ha empezado a ser amenazado de recurso desde antes mismo de su publicación en el DOGC. Aquellos que han instado todas las medidas represivas contra el independentismo catalán disfrutan de muchas protecciones y simpatías dentro de los órganos judiciales y dentro de la alta administración. La probabilidad de que el decreto ley de la Generalitat no pueda salir adelante es muy alta. Lo que es peor, podría fallar justo cuando ya no haya tiempo para cubrir las fianzas de los multados y dejarles completamente desamparados. He aquí buenas razones para contribuir, desde ahora mismo, a la CdS. Ha sufrido por recibir pocas aportaciones en estos últimos tiempos. Ahora, nos ha llamado a contribuir y tenemos que responder masivamente, generosamente, a su convocatoria. Lo han pedido los impulsores de la Caixa, así como personas individuales afectadas, como Andreu Mas-Colell y Aleix Villatoro en el FAQS del pasado viernes. No dejemos que la pereza y el escepticismo nos lleven a derrotas colectivas que acaban pesando duramente sobre las personas a quien dimos el mandato para sacar adelante las esperanzas comunes.

Albert Carreras es director de ESCI - Universitat Pompeu Fabra

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