El cuento de la lechera (basado en hechos reales)

Rafa Yuste (izquierda) es uno de los vicepresidentes de Joan Laporta que ha perdido relevancia.
02/01/2025
1 min

La lechera trisca, por las calles de Barcelona, ​​hacia el mercado (el de invierno o el de verano, el que sea) con dos litros de jugador de fútbol, ​​en una jarra encima de la cabeza, y suelta, cada vez que alguien la saluda, uno: "¡Al loro!". Y triste que triscarás, piensa que estos dos jugadores que tiene encima de la cabeza, por todo lo que no vienen al caso, no han sido inscritos en la hoja esta que te dan cuando te apuntas a cualquier cosa (a cerámica, en el gimnasio o en la liga de fútbol) Y, mira por dónde, tal vez se les tenga que comer con patatas. con el carisma que siempre ha tenido) a los vigilantes del mercado. al loro! ¡Lo tiene todo pensado! Lo que puede hacer es vender algún asiento VIP de los que tendrá, que todavía no los tiene, en la nueva granja que se está construyendo. Los venderá a dos inversores árabes –ni uno, ni tres, dos, al loro!–. Solo necesita que la nueva granja se inaugure, que los dos inversores árabes, que le parece que tiene, le compren los asientos que todavía no tiene, pero tendrá, y todo estará solucionado.

Y mientras da vueltas a esos pensamientos tan alegres, tan optimistas, pisa algo blando, quizás una deposición canina, y sin poderlo evitar, tropieza. Los dos jugadores que lleva a la jarra caen al suelo y uno de ellos, el de Leipzig, se lesiona el menisco. No ocurre nada. La jarra se puede reparar. El menisco también. ¡Todo tiene remedio excepto la muerte! ¡Todo se arreglará! Pisar tifas siempre ha traído suerte. ¿O no?

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